Irak vivió ayer otra jornada sangrienta, con al menos 32 iraquís y 9 soldados norteamericanos muertos en acciones violentas atribuidas a extremistas de Al Qaeda o a resistentes sunís. El atentado más mortífero se produjo en el superpoblado barrio de Ciudad Sadr, feudo del cabecilla shií radical Moktada al Sadr, donde varios proyectiles disparados por desconocidos acabaron con la vida de 14 civiles en un mercado, mientras que en Iskandaria, al sur de la capital, una mina explotó al paso de un autobús y mató a otras 14 personas. Cerca de Basora, la resistencia lanzó dos lanchas cargadas de explosivos contra una terminal petrolera vital para exportar crudo.

EEUU perdió a cinco soldados en una base del norte de Bagdad, cuando dos proyectiles impactaron en su interior. Otros dos militares de EEUU murieron cerca de Kut, al sur, durante un ataque a un convoy militar estadounidense, y dos soldados más en Faluya y Samarra, en el triángulo suní .

El Gobierno de Noruega decidió seguir los pasos de España. Según afirmó ayer el semanario alemán Focus , el Gobierno de Oslo retirará en junio a los 150 soldados que tiene desplegados en el sur.