Al menos 5.857 personas han muerto en Siria por los bombardeos de la coalición internacional, liderada por EE.UU. contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI), desde su inicio, el 23 de septiembre de 2014, según el recuento publicado hoy por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

De esos fallecidos, al menos 594 eran civiles, entre ellos 163 menores y 89 mujeres, que perdieron la vida por los ataques aéreos de la coalición en distintas provincias del país árabe.

La última masacre de civiles se produjo el martes pasado en el pueblo de Al Tujar, al norte de la ciudad de Manbech, tomada por el EI y situada en la provincia septentrional de Alepo, donde al menos 57 personas perecieron en uno de esos bombardeos.

Los yihadistas, por su parte, han sufrido 5.107 bajas, la mayoría de combatientes extranjeros, por los ataques de la coalición en Siria, entre las que figuran dirigentes del grupo como sus cabecillas militares, Abu Omar al Shishani y Abu Yehia al Tunisi.

La alianza internacional no solo ha tenido como blanco posiciones del EI, sino también del Frente al Nusra, filial siria de Al Qaeda, que ha perdido a 136 de sus milicianos por bombardeos contra sus bases en las provincias de Alepo e Idleb, entre los que están algunos de sus dirigentes, como Mohsen al Fadli y Abu Hamam al Suri.

Al Suri era el jefe militar del Frente al Nusra, mientras que Al Fadli fue identificado por EE.UU. como máximo dirigente del grupo Jorasán, un célula de veteranos de Al Qaeda que opera en Alepo y que supuestamente prepara atentados contra intereses occidentales.

La coalición ha atacado, además, el cuartel de la organización radical Ejército de la Suna en la población Atme, en Idleb, donde al menos diez de sus combatientes murieron.

A este recuento se suma un activista informativo del EI que falleció por un bombardeo en Tel Batal, en Alepo; un guardia del campo petrolero de Al Omar, en la provincia de Deir al Zur (noreste), que pereció de forma similar en esa zona; y un cabecilla yihadista, su esposa y sus cuatro hijos, que murieron en Dabiq, en Alepo.

Asimismo, dos prisioneros del EI -un hombre de la población de Al Mayadin, en Deir al Zur, y un miliciano de una brigada islámica en Maadan, en la provincia de Al Raqa (noreste)- perdieron la vida durante su cautiverio por bombardeos de la coalición contra los lugares donde estaban retenidos.

El Observatorio no descartó que la cifra de víctimas mortales dentro del EI y de otras organizaciones islámicas sea superior, debido al secretismo que mantienen sobre sus bajas.

El EI proclamó a finales de junio de 2014 un califato en Siria e Irak, donde ha tomado partes del norte y el centro de ambos países.