Al menos 92 personas murieron y 128 resultado heridas ayer por la explosión de un vehículo bomba en un puesto de control a las afueras de Mogadiscio, en la concurrida intersección que conecta la capital de Somalia con la localidad de Afgoye. Estas eran las últimas cifras proporcionadas a Efe por el doctor Nasra Ali, del Hospital Medina, quien advirtió de que muchos de los heridos se estaban muriendo por la escasez de bolsas de sangre. Ayer ningún grupo terrorista había reclamado la autoría del atentado, si bien el grupo yihadista Al Shabab había manifestado su rechazo a la construcción de una carretera en la zona de la explosión.

Entre los muertos hay al menos 17 estudiantes de la Universidad privada de Benadir, quienes atravesaban en ese momento el cruce en minibús.

El atentado tuvo lugar a las 8.00 hora local (5.00 GMT) cuando un presunto suicida hizo estallar una furgoneta cerca de una oficina de impuestos. Era la hora punta de una jornada laboral, con un gran bullicio de ciudadanos yendo de un sitio a otro. Decenas de familias aguardaba a las afueras de los hospitales Erdogan, Medina y la clínica especializada Kalkaal con la intención de conocer el estado de sus familiares. Todos los centros sanitarios hicieron un llamamiento desesperado para que la población acudiera a donar sangre.

SEGURIDAD / «No recuerdo una tragedia semejante desde el ataque en la intersección de Zoobe (en Mogadiscio)», explicaba un sanitario, en referencia al doble atentado con camión bomba en un mercado de la capital que causó 587 muertos en octubre del 2017. «Mando mis más profundas condolencias a las familias y amigos que han perdido a seres queridos», declaró en una rueda de prensa el presidente somalí Mohamed Abdulahi Farmajo.

El atentado de ayer es el tercero más mortífero en la historia reciente de Mogadiscio, solo superado por el de Zoobe y por la explosión de un terrorista suicida de Al Shabab, en el 2011, que mató a más de cien personas. Este último ataque pone una vez más en entredicho la capacidad del Ejército somalí para asumir la seguridad de este convulso país del Cuerno de África, al ir reduciéndose año tras año los contingentes de soldados que la misión de paz de la Unión Africana (UA), conocida como AMISOM, mantiene en Somalia. EEUU también cuenta con cerca de 500 efectivos en territorio somalí, y solo este año ha llevado a cabo más de 60 ataques con drones (aviones no tripulados) contra supuestos objetivos de Al Shabab, si bien en alguno de ellos también han fallecido agricultores. Somalia vive en un estado de conflicto y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin gobierno efectivo y en manos de milicias islamistas y señores de la guerra.