La recién estrenada cancillera de Alemania, país que intentó impedir la guerra de Irak, tiene frente a sí la primera situación límite de su mandato. Angela Merkel confirmó ayer el secuestro de la arqueóloga y cooperante alemana Susanne Osthoff y su chófer iraquí. Estas dos desapariciones se suman a los secuestros en los últimos días de ocho personas más (cuatro peregrinos iranís y cuatro cooperantes --dos canadienses, un británico y un estadounidense--), en lo que parece una campaña de acoso a los extranjeros en el país árabe.

Varios medios alemanes en Bagdad recibieron un vídeo que muestra a la mujer alemana, de 43 años, y al conductor atados y con los ojos vendados junto a tres terroristas, que amenazan con matarlos si Alemania no suspende todas sus relaciones con el Gobierno de Bagdad.

La prensa alemana difundió sólo una foto, la que se reproduce en esta página. La cancillera compareció en Berlín con el gesto serio y un mensaje claro: "Todos los esfuerzos del Gobierno alemán se dirigen en estos momentos a garantizar la integridad física de los afectados".

Osthoff, natural de Múnich, trabaja en Irak desde 1991. Enamorada del país, convertida al islam y casada con un jordano, Osthoff habla árabe con fluidez y "ama Irak", como dijo ayer su madre. La arqueóloga es madre de una niña de 11 años. Según el diario Neuen Osnabrücker Zeitung , Osthoff dijo en octubre que en verano recibió amenazas de secuestro de un grupo vinculado a Abú Musab Al Zarqaui, supuesto líder de Al Qaeda en Irak.

Osthoff y su chófer sólo son dos de las ocho personas secuestradas desde el sábado. Ayer, Al Jazira emitió un vídeo en el que aparecen los cuatro cooperantes secuestrados el sábado. Las víctimas trabajan para una ONG cristiana. La misma mala suerte corrieron el lunes seis peregrinos iranís que querían llegar a un santuario shií a 80 kilómetros de Bagdad. Todos fueron secuestrados, además de la guía.