La cancillera alemana Angela Merkel expresó ayer públicamente su deseo de que más ciudadanos de origen inmigrante trabajen para el Estado en Alemania, país escenario de un enconado debate sobre inmigración que dura ya varias semanas. Entrevistada por un agente policial de 30 años de origen turco, declaró: "Hoy, la gente de origen inmigrante está infrarrepresentada en el sector público, y esto tiene que cambiar". Tras estas palabras, Merkel, quien hace unos días desató una enorme polémica al asegurar que el multiculturalismo había "fracasado estrepitosamente" en Alemania, admitió que tal objetivo no era una tarea fácil. "Me he dado cuenta de si alguien tiene un nombre que no suena demasiado alemán, puede tener problemas en algunas profesiones a la hora de ser admitido", subrayó la dirigente política alemana.

La publicación por parte de Thilo Sarrazin, exmiembro de la junta directiva del banco central alemán (Deutchse Bundesbank), del libro Deutchsland schafft sich ab (Alemania se suprime a sí misma), convertido ahora en un best seller, ha azuzado la controversia. El autor sostiene que los inmigrantes turcos y árabes, mientras se niegan a integrarse, exprimen al máximo los beneficios que pueden obtener del Estado. A raíz de la publicación, destacados dirigentes conservadores han elevado las críticas contra las poblaciones de religión musulmana residentes en Alemania. De los 82 millones de habitantes que tiene el país, cuatro de ellos profesan la religión del Corán.

TRABAJADORES NECESARIOS Mientras arreciaban las críticas, muchos empresarios y destacados dirigentes del centro izquierda criticaron los últimos comentarios críticos con la inmigración porque podrían asustar a los trabajadores extranjeros que el país necesita para llenar los huecos de una población activa autóctona en recesión.

Un reciente sondeo sostiene que el 36% de los ciudadanos alemanes creía que el país se encontraba en peligro de ser tomado por los extranjeros. Más de una tercera parte de los encuestados aseguró que los extranjeros que residen en Alemania únicamente buscaban aprovecharse del Estado de bienestar.