La cancillera alemana, Angela Merkel, anunció ayer su intención de aumentar en 850 soldados el contingente de su país en Afganistán, actualmente de 4.500 militares, y de aumentar las partidas de ayudas para la reconstrucción civil y la reinserción de los talibanes. El nuevo contingente se dividirá en 500 soldados, que entrarán a formar parte de manera inmediata en la misión del Ejército alemán, mientras que 350 permanecerán en la reserva.

"Llegamos bien preparados a Londres", afirmó Merkel, en referencia a la conferencia internacional sobre Afganistán que se celebrará mañana en la capital británica. La cancillera aseguró que su intención es dejar "la huella alemana", especialmente ahora que "comienza la etapa del traspaso de responsabilidades al Gobierno afgano", subrayó.

El mensaje que ayer intentaron transmitir en comparecencias separadas tanto la cancillera como sus ministros de Exteriores y Defensa, Guido Westerwelle y Karl-Theodor zu Guttenberg respectivamente, es que ahora se amplía la misión, pero solo para posibilitar en el 2011 el inicio de una retirada que debería culminar en el 2014.

ACERCAMIENTO Por eso, lo primero que hará el Ejército alemán es ampliar el número de soldados destinados a la formación de las fuerzas de seguridad afganas y empezar un nuevo concepto de trabajo conjunto con ellas --"partnering" (asociación) lo definía ayer Zu Guttenberg-- como parte de la estrategia de acercamiento a la población.

De las medidas anunciadas ayer, la más polémica fue sin duda la de los 50 millones de euros que el Gobierno alemán quiere destinar en los próximos cinco años a un fondo para la reintegración de talibanes en la sociedad. El fondo --apoyado también por Londres-- servirá para compensar a los talibanes que dejen la lucha armada con ayudas económicas y sociales.