Israel vivió ayer un día histórico, salpicado de controversia y sentimientos encontrados. Poco más de seis décadas después del genocidio de seis millones de judíos a cargo del régimen nazi de Adolf Hitler, uno de sus sucesores al frente del Gobierno alemán, la cancillera Angela Merkel, habló por primera vez en la sede del Parlamento israelí.

Con gesto solemne y contrito, Merkel expresó ante los diputados "la vergüenza" que embarga a los alemanes al recordar el Holocausto y reafirmó el compromiso de su país con la seguridad del Estado judío. "Alemania nunca abandonará a Israel", dijo en un discurso en alemán, abierto y cerrado con frases en hebreo. Varios diputados lo boicotearon, ausentándose del hemiciclo.

DEFERENCIA DIFICIL DE DIGERIR A decir verdad, no era la primera vez que la lengua de Goethe y Goebbels resonaba en la Kneset. En los últimos cinco años, dos expresidentes alemanes subieron al púlpito del Parlamento. Pero sí fue la primera ocasión en que se autorizó, en contra del protocolo, el discurso de un jefe de Gobierno extranjero. Una deferencia, tratándose de Alemania, difícil de digerir para muchos de los descendientes de las víctimas del Holocausto. "Las últimas palabras en alemán que escuchó mi familia fueron las órdenes de su fusilamiento", manifestó en la víspera el diputado Arye Eldad.

Pero aunque la historia siga sin cicatrizar, Alemania ha demostrado ser un aliado incondicional de Israel y Merkel quiso subrayarlo en el 60º aniversario de la creación del Estado hebreo. No es solo su segundo socio comercial y sigue pagando religiosamente las compensaciones por el genocidio nazi --más de 25.000 millones de euros hasta la fecha--. También es inflexible en su apoyo diplomático. De hecho, Berlín suele bloquear las discusiones en la UE para criticar a Israel, y en sus medios de comunicación apenas se alza la voz contra sus excesos militares. "Nuestra responsabilidad histórica es parte fundamental de la política alemana. La seguridad de Israel es innegociable", enfatizó ayer Merkel, cuyo discurso fue despedido con una ovación en pie de todo el hemiciclo.

RELACION CON TEHERAN El único pero que suelen esgrimir las autoridades israelís es la relación privilegiada de la industria alemana con Irán. Públicamente, Merkel no dijo nada al respecto, pero sí tuvo palabras para la amenaza nuclear iraní. Si Teherán es incapaz de demostrar al mundo que no busca la bomba atómica, aseguró, Alemania "presionará para una nueva ronda de sanciones".