Angela Merkel aprovechó ayer la tribuna del Bundestag para expresar su preocupación por las supuestas actividades ilegales del espionaje estadounidense en suelo europeo y para pedir las correspondientes explicaciones a Washington. "Confiamos en que el Gobierno de EEUU se tome en serio la preocupación que han suscitado en Europa los recientes informes sobre las supuestas cárceles y los vuelos ilegales de la CIA Agencia Central de Inteligencia, y que ese asunto se aclarará pronto", señaló.

Que el Gobierno de George Bush aclare las denuncias a este respecto forma parte de la manera como la nueva cancillera concibe las relaciones transatlánticas. "Estrechas, francas, abiertas y basadas en la plena confianza mutua": tales fueron las palabras que utilizó en su primer discurso de política general ante los parlamentarios alemanes, una intervención en la que volvió a subrayar su deseo de volver a hacer de Alemania el motor económico de Europa.

LAS BATALLAS DEL PASADO En el Bundestag, Merkel no sorprendió a nadie al hacer hincapié en la necesidad de que Europa termine de cerrar la brecha que abrió la guerra de Irak en las relaciones con Washington, pues era uno de los puntos de su programa electoral. "No pienso más en las batallas del pasado", indicó. La dirigente cristianodemócrata dijo que piensa en Europa como un bloque "seguro de sí mismo", pero que prefiere verla como "socia" y no como un "contrapeso" de EEUU.

Para la cancillera alemana, tanto Washington como la Unión Europea (UE) están comprometidos con los valores de paz, libertad, democracia, justicia y tolerancia, y con la denuncia de todo aquello que ponga en entredicho su libre aplicación. "No vamos a callar ante las violaciones de los derechos humanos ni ante nadie en el mundo, ya se trate de un prometedor socio comercial o de países clave para la estabilidad y la seguridad en determinadas regiones clave", advirtió Merkel, sin aportar más detalles. Podía hablar de China, Rusia, Israel o EEUU.

En el plano interno, reiteró la necesidad de un cambio que saque al país del bache, pero sobre todo de que los alemanes deben aceptar sacrificios para lograrlo. "Arriesguémonos a la libertad", dijo, reformulando la famosa frase de Willy Brandt: "Arriesguémonos a la democracia". "Dejémonos sorprender por las posibilidades de nuestro país", insistió la nueva cancillera antes de desglosar su programa.

LISTA EXHAUSTIVA "Queremos dar un nuevo orden al federalismo; ajustar el mercado de trabajo; llevar a los estudiantes alemanes a la cúspide; controlar el endeudamiento y ordenar nuestros sistemas sanitarios, de pensiones y de asistencia", resumió. Merkel inició su discurso recordando el secuestro de Susanne Osthoff y su chófer en Irak. Insistió en que todos los esfuerzos del Gobierno se centran en lograr su liberación y advirtió: "No nos dejaremos extorsionar".

La cancillera reconoció la labor de su predecesor, Gerhard Schröder, en la apertura del camino de las reformas, y dijo que hay que soltar el freno del crecimiento. Merkel repasó medidas como la flexibilización del mercado laboral, el recorte de ayudas sociales y el retraso de la jubilación. Y se comprometió con la disminución del paro.