De alto cargo policial a sospechoso de facilitar información a los cárteles del narcotráfico. El jefe de la Interpol en México, Ricardo Gutiérrez Vargas, el enlace de la policía mexicana con las fuerzas de seguridad de 186 países de todo el mundo, permanece en arresto domiciliario durante 40 días por orden de la fiscalía mientras se investigan sus posibles nexos con el tráfico de estupefacientes. El detenido, apartado ya de sus funciones, ocupaba el cargo de director general de Asuntos Policiales e Interpol de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI).

Su detención, facilitada por las declaraciones del jefe de un grupo criminal, se suma a otras cinco anteriores y se sitúa en el marco de la operación Limpieza, una cruzada del Gobierno de Felipe Calderón contra la corrupción policial, que alcanza su máxima expresión en la zona fronteriza con EEUU en el sur de California. La ciudad mejicana de Tijuana, pasillo de los cargamentos de droga hacia EEUU, está siendo escenario este año de violentos enfrentamientos entre bandas criminales que luchan por el control de la droga.

Debido a su papel de enlace entre Interpol y las autoridades mexicanas, Gutiérrez tenía acceso a las bases de datos sobre organizaciones ilegales. Su labor consistía, básicamente, en el intercambio de información sobre seguridad pública, terrorismo, crimen organizado, tráfico de drogas y de armas, blanqueo de dinero, pornografía infantil y, paradójicamente, corrupción.