A Sergio Villarreal le seguirán llamando el Grande solo por su corpulencia. En una precisa operación, sin disparar ni un tiro, el Ejército mexicano detuvo la tarde del domingo en la ciudad de Puebla a este buscado narcotraficante, también apodado King Kong , que a base de decapitar y colgar enemigos peleó con Edgar Valdez, la Barbie , detenido también hace 15 días, por la dirección del ahora debilitado cártel de los Beltrán Leyva. El Grande es el quinto jefe de sicarios convertido este año en trofeo de la cruenta narcoguerra.

Al presentarlo ayer en la sede del ministerio, el portavoz de la Secretaría de Marina, José Vergara, explicó que fue "un trabajo de 10 meses de inteligencia" el que permitió que una treintena de infantes de marina llegados en un helicóptero y cuatro camiones sorprendieran a Sergio Villarreal y dos de sus secuaces en un chalet de estilo morisco, con gimnasio y altar, entre armas, granadas, dinero y lujosos coches blindados. Vergara apuntó que desde la muerte de Nacho Coronel en julio en un choque con el Ejército, los narcos se entregan sin resistencia al ver que "el Gobierno tiene la capacidad para detenerlos".

DEBILIDAD El funcionario volvió a desmentir así --ya lo hizo el propio presidente, Felipe Calderón-- que la detención de la Barbie , el pasado 30 de agosto, fuera una entrega voluntaria o incluso pactada, como se empezaba a sospechar. También entonces se habló de una "larga labor de inteligencia" y la participación de 1.200 agentes, pero el informe de la policía vino a revelar que Edgar Valdez fue detenido en realidad cuando conducía a alta velocidad. Tras la detención de la Barbie y el Grande , que llenaron de cadáveres lugares antaño paradisíacos como Cuernavaca o Acapulco, será Héctor Beltrán quien se quede al frente del cártel de los Beltrán Leyva.

Dos hermanos, Alfredo y Carlos, fueron capturados y el capo mayor, Arturo Beltrán, murió en una operación del Ejército en diciembre pasado. El Gobierno señaló que esa organización "se encuentra profundamente debilitada". Los críticos añadieron: "Para beneplácito de sus adversarios". Y hablaron de "otra insólita aprehensión incruenta".