El presidente de México, Felipe Calderón, tuvo que estrenar inesperadamente ayer el nuevo cuerpo militar de élite que mantiene bajo sus órdenes directas. El Ejército y cinco ministerios se movilizaron para enfrentar la aparente reaparición armada del Ejército Popular Revolucionario (EPR), la guerrilla que surgió hace 11 años en Guerrero y llegó a actuar en seis estados.

El EPR se atribuye las ocho explosiones que en la última semana han seccionado diversos oleoductos y gaseoductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), y puso de nuevo sobre la mesa el conflicto que hace un año colapsó Oaxaca. La guerrilla anunció que emprendía una "campaña nacional de hostigamiento contra los intereses de la oligarquía y de este gobierno ilegítimo".

Calderón resaltó que, mientras su Gobierno construye, "otros se dedican a destruir lo que es de todos".