La actriz Mia Farrow y la que fuera agente de la top model británica Naomi Campbell, Carole White, declararon en calidad de testigos ante el tribunal de La Haya que juzga al expresidente de Liberia, Charles Taylor, por crímenes contra la humanidad, y transmitieron al tribunal que la prestigiosa modelo no vivía en la inopia --como quiso hacer ver en su declaración también como testigo de la semana pasada-- cuando en 1997 recibió diamantes de sangre cortesía del acusado que ahora se sienta en el banquillo. El tribunal trata de dilucidar si Taylor poseyó alguna vez estas piedras preciosas --cosa que él niega de forma tajante-- porque, presuntamente, financiaba a los rebeldes de Sierra Leona, que cometieron auténticas atrocidades contra la población en la cruenta guerra civil, a cambio de obtener el control del tráfico de diamantes extraídos de ese país.

En 1997, tras una cena benéfica en casa del expresidente surafricano Nelson Mandela donde también estaba presente el acusado, la modelo británica dijo haber sido despertada en medio de la noche por unos desconocidos que le entregaron "dos o tres pequeñas piedras sucias". Campbell negó saber que se las hacía llegar el expresidente de Liberia y que devolvió las piedras preciosas al saber que tenían valor. En un intento de mostrar su desconocimiento de lo sucedido, Campbell llegó a decir que se había enterado aquella noche de la existencia de un país llamado Liberia. La agente de la modelo, Carole White, no solo confirmó que Campbell recibió "cinco o seis diamantes" --que ella misma vio-- sino que, además, sabía perfectamente que venían de la mano del Charles Taylor, con el que había "flirteado ligeramente" durante la cena. "Me los mostró y estaba decepcionada porque no brillaban", añadió la agente, que insistió en que la modelo estaba excitada por el compromiso de Taylor de hacerle llegar los diamantes. "Hablaban de cómo hacerle llegar los diamantes", explicó ayer White.

La actriz Mia Farrow, por su parte, aseguró que la modelo le dijo en el desayuno haber recibido "un enorme diamante". "Fue la misma Campbell --añadió Farrow-- la que me dijo que las piedras provenían de Taylor".