Michelle Obama, la esposa del candidato presidencial demócrata, Barack Obama, dijo hoy estar convencida de que su marido, a quien presentó como alguien que quiere construir un EEUU mejor, será un "presidente extraordinario". "Estoy aquí como una esposa que ama a su marido y cree que será un presidente extraordinario", afirmó la abogada de Chicago de 44 años, que fue hoy la estrella de la noche inaugural de la Convención demócrata que se celebra hasta el jueves en Denver.

"Barack y yo crecimos con muchos de los mismos valores: que uno trabaja duro por lo que quiere en la vida, que la palabra de uno es la ley y que uno hará lo que ha dicho que haría", dijo. Michelle, que creció en un barrio pobre y negro del sur de Chicago, trazó paralelismos entre su familia y la de Obama, el hijo de un economista negro de Kenia y de una mujer blanca de Wichita, Kansas, que creció entre Indonesia y Hawai.

"Lo criaron unos abuelos que pertenecían a la clase trabajadora como mis padres y una madre sola que luchaba para pagar las facturas igual que nosotros", aseguró Michelle Obama, quien afirmó, que al igual que su familia, la de Obama trató de darle las oportunidades que ellos no habían tenido. Recordó el encuentro de la pareja y el momento en el que Obama se ganó su corazón, cuando en un acto comunitario en barrios afectados por el cierre de plantas siderúrgicas su entonces pretendiente habló del mundo "no cómo es sino cómo debería de ser".

"Y dijo que demasiado a menudo aceptamos la distancia entre los dos y nos conformamos con el mundo como es incluso cuando no refleja nuestros valores y aspiraciones", añadió para recordar que Obama instó a los que lo escuchaban en aquel acto en Chicago a encontrar la fuerza para luchar por un mundo mejor. Aseguró que ese espíritu es "una gran historia americana".

Insistió en que el idealismo que ha permitido a EEUU alcanzar grandes logros hace posible que esta semana se celebren dos aniversarios: el 88 aniversario del sufragio femenino y el 45 del famoso discurso "I Have a Dream" (Tengo un sueño) del reverendo afroamericano Martin Luther King.

Durante su comparecencia, interrumpida en varias ocasiones por la ovación de los alrededor de 20.000 asistentes en el Pepsi Center reconoció la labor de la senadora demócrata Hillary Clinton quien, dijo, es un ejemplo para las niñas y niños de EEUU. Michelle Obama dijo que "Barack luchará por la gente (sencilla) como él" y logrará un necesario cambio para EEUU.

Aseguró creer que todo el mundo puede contribuir a que EEUU sea un país mejor, lo que la llevó a dejar una prometedora carrera como abogada en un bufete de Chicago para dedicarse a trabajos sociales primero en el Ayuntamiento de la ciudad y luego en un alto puesto ejecutivo el Centro Médico de la Universidad de Chicago.

Indicó que Barack comparte ese interés en el servicio al prójimo, que lo llevó a trabajar en las calles de Chicago con los más desheredados de la ciudad. "Y por eso esta noche en honor de la memoria de mi padre (que falleció de esclerosis múltiple en 1991) y por el futuro de mis hijas (...) dediquémonos a acabar nuestro trabajo (...) y unámonos para elegir a Barack Obama el próximo presidente de EEUU".

Las dos hijas de la pareja, Malia y Sasha, de 10 y 7 años, subieron al escenario al final del discurso y ambas intercambiaron unas palabras con su padre que estuvo presente vía vídeoconferencia desde San. Luis (Misuri).