Calles desiertas donde sobre todo se hacía notar una presencia reforzada de miembros de las fuerzas de seguridad. El llamamiento lanzado desde internet a los ciudadanos sirios para manifestarse ayer contra la "monocracia, la corrupción y la tiranía" no fue seguido en Siria, país que, tras la desaparición de la dictadura tunecina de Zine el Abidine Ben Alí, se ha colocado en los puestos de cabeza en la lista de estados más represores.

Abdel Karim Rihaui, presidente de la Liga Siria de Defensa de los Derechos Humanos, intentó dar una explicación de por qué la convocatoria no logró romper con la cultura del miedo: "Los opositores sirios no han respondido al llamamiento ya que están convencidos de la ineficacia de las protestas en las condiciones actuales". "Los llamamientos a través de Facebook han sido realizados desde el extranjero", dijo.

Otro de los actos previstos, un sit-in de "solidaridad con los estudiantes, empleados parados y pensionistas empobrecidos" ante el Parlamento tampoco tuvo lugar, según pudieron constatar periodistas locales. El pasado sábado, las fuerzas del orden impidieron la celebración de un sit- in en las cercanías de la embajada egipcia en Damasco.

Desde EEUU, la organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch exigió a las autoridades sirias a "respetar" el derecho a manifestarse. "El Gobierno sirio debe cesar inmediatamente sus intimidaciones contra los manifestantes", indicó Human Rights Watch. "El presidente Bachar el Asad debería incrementar la libertad de expresión en internet y en la calle, y los servicios de seguridad dejar de reprimir a los manifestantes", concluyó.