Miles de mujeres indonesias son llevadas a Hong Kong para realizar labores domésticas en condiciones parecidas a esclavitud, según recoge un estudio llevado a cabo por Amnistía Internacional.

El estudio, "Explotación con ánimo de lucro", señala cómo agencias de reclutamiento indonesias y de Hong Kong abusan de mujeres contratadas para realizar labores domésticas en la ciudad china, restringiendo su libertad de movimiento, empleando violencia física y doméstica, sometiéndolas a largas jornadas de trabajo, o limitándoles la cantidad de comida.

Según el informe, la mayor parte de las mujeres encuestadas afirmaron que sus documentos de identificación están en manos de las agencias o las familias por las que han sido contratadas, mientras que un tercio de ellas señalaron que no tenían permiso para poder salir de las casas para las que trabajaban.

Al igual que dichas agencias eludían ofrecer a sus clientas otros documentos obligatorios, como el seguro obligatorio, el contrato de trabajo o la tarjeta de residente extranjero en Hong Kong.

Según los datos de Amnistía Internacional, muchas de estas empleadas trabajan una media de 17 horas al día, no reciben un día de descanso y sus salarios no llegan al mínimo establecido por ley en Hong Kong para el desarrollo de las labores domésticas, unos 500 dólares.

Ellas vienen con la promesa de encontrar trabajos bien remunerados, "pero desde el momento en el que son engañadas para firmar un contrato para trabajar en Hong Kong, se encuentran atrapadas en una red de explotación que, en algunos casos, puede llamarse esclavitud moderna," explicó Norma Kang Muico, especialista en derechos de inmigrantes en La región Asia-Pacífico para Amnistía Internacional.

Los resultados de este trabajo de investigación se basan en entrevistas realizadas a 97 empleadas del hogar indonesias y una encuesta realizada a un millar de mujeres por la Unión de Trabajadores de Indonesia.

Hong Kong da hogar a más de 300,000 empleadas domésticas, de las que la mitad vienen de Indonesia y bajo contratos amparados, en principio, por el gobierno de la ciudad china.

En Indonesia, estas trabajadoras son contratadas por agencias que tienen licencias del gobierno y son sometidas a un entrenamiento antes de salir del país.

Son estas agencias, según Amnistía Internacional, las que se apoderan de sus documentos, rebajan sus salarios y les imponen cuotas que deben abonar en caso de que renuncien a su trabajo.

Algunas son sometidas a tratamientos anticonceptivos o sufren abusos sexuales.

Una vez que las trabajadoras inmigrantes llegan a Hong Kong, los controles y abusos prosiguen a manos de agencias locales y las familias para las que trabajan.

"Me golpeó por la espalda y me arrastró a mi habitación. Me cerró con llave y siguió golpeándome y pegándome patadas. Acabé con marcas por todo el cuerpo y sangrando", señaló a Amnistía Internacional una de las mujeres maltratadas por la familia que le contrató.

"La señora de la casa mandó una vez a sus dos perros que me mordieran mientras ella lo grababa en su teléfono móvil, y luego no paraba de verlo mientras se reía," explicó otra de las empleadas domésticas.

"Es inexcusable que tanto los gobiernos de Hong Kong e Indonesia den la espalda al tráfico de mano de obra forzada que sufren miles de trabajadoras, en vez de reforzar las leyes para protegerlas," explicó Muico.

El requisito legal de que estas trabajadoras deban vivir con sus familias aumentan el aislamiento al que son sometidas y las exponen a mayores riesgos de abusos, según Amnistía Internacional.

"Necesitamos ver que las leyes se cumplen y que los explotadores se enfrenta a la justicia. Solo así se verá que se pueda acabar con estos abusos Indonesia y Hong Kong," apuntó Muico.