Miles de personas se concentraron hoy en la emblemática plaza de Azadi, en el centro de Teherán, para celebrar el 31 aniversario de la Revolución en una capital iraní que amaneció esta mañana tensa y tomada por las fuerzas de Seguridad. Según páginas web gestionadas por la oposición, se han producido una serie de incidentes en el centro de la ciudad, donde dos de los representantes de la oposición fueron atacados por milicianos afines al régimen, aunque han salido ilesos.

El sitio internet "Jaras", afín al movimiento reformista "verde", aseguró que milicianos islámicos "Basij" lanzaron piedras contra el automóvil del líder opositor Mehdi Karrubí cuando éste circulaba por la calle Sadeghiyeh, al parecer en dirección a la manifestación. El clérigo se vio obligado a huir después de que los agresores rompieran los cristales del vehículo y uno de sus guardaespaldas resultara herido, agregó la fuente.

Otras páginas indicaron, por su parte, que agentes de seguridad arrestaron a Ali Karrubí, el hijo menor del ex presidente del Parlamento y uno de los candidatos que denunciaron fraude en las elecciones presidenciales de 2009, en las que resultó reelegido Mahmud Ahmadineyad. Un ataque similar habría sufrido el ex presidente reformista iraní Mohamad Jatamí, quien también habría resultado ileso, reveló la web "Jaras", sin proporcionar otros detalles.

En centro de capital amaneció con el tráfico restringido, y con las principales arterias cortadas por la Guardia Revolucionaria y los voluntarios "Basij". Por la ciudad circulaban centenares de motocicletas con milicianos armados tanto con palos, como con cadenas e incluso armas de fuego, explicaron testigos. De acuerdo con el relato de algunos testigos, la Policía disparó gases lacrimógenos y pelotas de goma contra algunos grupos de personas, información que no ha podido ser confirmada.

A menos de medio kilómetro del ataque a Karrubí, el régimen iraní consiguió congregar a cientos de miles de seguidores, que esperaron pacientemente la llegada del presidente Ahmadienyad coreando eslóganes como "muerte a Estados Unidos", "Muerte a Israel". Frente a la tribuna, un grupo de personas increpó a los escasos medios de comunicación que aún quedan en el país, con frases como "muerte a la BBC" (en referencia a la televisión pública británica, a la que las autoridades acusan de fomentar las protestas que sufre el país).

Vitoreado por su seguidores, Ahmadineyad recuperó hoy su tono de desafío para anunciar que su país tiene capacidad para enriquecer uranio hasta el 80 por ciento, pero que de momento no está interesado en llegar a ese nivel. Flanqueado por réplicas de los avances aeroespaciales y militares anunciados durante la semana pasada, el mandatario aseveró, incluso, que irán es "lo suficientemente valiente" como para que si buscase la bomba atómica "anunciarlo al mundo con antelación".

Asimismo, reveló que científicos iraníes han conseguido producir, en apenas dos días, el primer paquete de uranio enriquecido al 20 por ciento. "El enriquecimiento se inició el pasado martes y los científicos ya han sido capaces de conseguir el primer paquete de uranio enriquecido al 20 por ciento", afirmó. Igualmente, declaró que Irán es ya "un país nuclear" y que tiene la intención de "triplicar la producción" de uranio al 3,5 por ciento.

Irán celebra hoy el aniversario de la caída del último Sha de Persia, Mohamad Reza Pahlevi, dividido política y socialmente, con una importante crisis económica y en abierto desafío a la comunidad internacional por las sospechas que levanta su programa nuclear. El conflicto atómico se agravó a principios de esta semana tras el anunció del régimen iraní de que había comenzado a enriquecer uranio al 20 por ciento pese a las advertencias de la comunidad internacional.

Teherán asegura que necesita ese combustible para alimentar el reactor nuclear civil que tiene en la capital, dedicado a producir isótopos médicos. El pasado noviembre, Rusia, Estados Unidos y Francia propusieron como solución a Irán que enviara al exterior su uranio al 3,5 por ciento y recuperarlo tiempo después enriquecido al 20 por ciento, en las condiciones precisas para alimentar el referido reactor.

Tras meses de ambigüedades, la República islámica respondió que el intercambio debería hacerse en su territorio nacional y de forma escalonada, y advirtió que si sus condiciones no eran aceptadas conseguiría el combustible por su cuenta. En respuesta, Washington impuso ayer nuevas sanciones a cuatro empresas asociadas con la Guardia Revolucionaria y a un general de este cuerpo de elite de las Fuerzas de Seguridad iraníes, en un primer paso hacia un nuevo paquete de sanciones.