Los militantes del Partido Socialista francés (PS) votaron ayer durante seis horas para elegir el candidato o candidata a las elecciones presidenciales del próximo abril. La participación se preveía masiva, en torno al 80% de los casi 220.000 militantes que podían votar, según las estimaciones del primer secretario del partido, Fran§ois Hollande. Además de los sondeos, los expertos daban como favorita a la presidenta de la región Poitou-Charentes, Ségol¨ne Royal, aunque con la incógnita de si se impondría en la primera vuelta o necesitaría una segunda, el día 23. Al cierre de esta edición no se conocían aún los resultados.

Tres concepciones del socialismo se han confrontado en esta larga campaña. Royal, que lanzó su candidatura al margen del PS, ha acabado siendo apoyada por casi todo el aparato del partido. Con un discurso renovador, tradicional y moderno a la vez, que transgrede las concepciones clásicas de la izquierda, un punto populista, quiere atraerse al electorado popular que ha abandonado al partido. Obtiene sobre todo adhesiones entre empleados y trabajadores del sector público, de ingresos y educación medios, es la candidata de los jóvenes, las mujeres y los verdes.

Socialdemócrata puro, Dominique Strauss-Kahn tiene más fuerza en los sondeos que en el partido. Su feudo es París, donde son numerosos los militantes de las clases acomodadas con estudios superiores que le apoyan, así como los sectores profesionales ilustrados. Jospinista histórico, encabeza el ala moderada, propone una modernización de la izquierda y se le reconoce gran competencia en la economía, que dirigió en el Gobierno de Jospin (1997-2002).

Laurent Fabius se reclama del ala izquierda del PS, pese a que en 1984 fue nombrado primer ministro para hacer una política liberal. Su giro a la izquierda peca de falta de credibilidad, pero, pese a ello, es el preferido por los militantes de menores ingresos y peor nivel educativo.