Cerca de un millar de birmanos ha salido a las calles de Rangún poco después de que los soldados cargasen, con disparos al aire y botes de humo, contra decenas de monjes que protestaban contra la Junta Militar de Birmania (Myanmar).

El Gobierno declaró anoche el toque de queda y después desplegó tropas en Rangún y otras ciudades del país con la finalidad de reprimir las manifestaciones en favor de la democracia alentadas por los bonzos y que se sucedían a diario desde el 17 de septiembre. A pesar de la advertencia del régimen militar de que actuaría con severidad contra los manifestantes, decenas de monjes acudieron hoy a la pagoda de Shwedagon, en el centro de Rangún, para, como los días anteriores, rezar y comenzar una nueva marcha pacífica.

Las fuerzas de seguridad, que ya se encontraban preparadas en el lugar, emplearon gas lacrimógeno e hicieron disparos al aire para disolver a los religiosos. Muchos de ellos fueron golpeados antes de ser arrestados y trasladados en camiones del Ejército a centros de detención, según indicaron testigos a la radio local Mizzina.

Además de en Shwedagon, tropas armadas con ametralladoras se han instalado en la pagoda de Sule, varios monasterios, la sede de la Liga Nacional para la Democracia (LND), la única formación política de la oposición que resiste la presión del régimen, y otras zonas de Rangún donde pueden celebrarse actos públicos. Los colegios en Rangún han cancelado sus clases y muchos comercios y oficinas decidieron no abrir hoy ante la posibilidad de que brotase la violencia. Las mismas medidas se seguridad adoptadas en Rangún se han aplicado en otras ciudades del país que en los días pasados se unieron a la movilizaciones democráticas.

Además de acordonar monasterios, para impedir que los monjes budistas sigan liderando las manifestaciones, y la sede de la LND, y de establecer controles en calles y plazas, los cuerpos de seguridad arrestaron esta madrugada a varios dirigentes y miembros de la oposición. En Rangún, Win Aing, detenido el pasado febrero por organizar una conferencia de prensa de un grupo de activistas, fue arrestado en su domicilio, mientras que agentes del orden se llevaron a Zaganar, uno de los cómicos más famosos del país, acusado de haber dado agua y alimentos a los monjes. Varias personas más fueron detenidas esta mañana cuando animaban a unirse a una nueva protesta en Mandalay, a unos 600 kilómetros al norte de Rangún.

El toque de queda impuesto anoche es efectivo desde las 21.00 hasta las 05.00 hora local y estará en vigor durante 60 días en las ciudades más importantes. La medida transfiere al Ejército el control directo de la seguridad en todo el país y prohíbe las asambleas y la reunión de más de cinco personas.

En los últimos días se han celebrado las manifestaciones contra la Junta Militar más numerosas en 19 años, que congregaron a unas 300.000 personas en todo el país el lunes pasado y a unas 150.000 tan sólo en Rangún ayer. Las organizaciones Alianza de Todos los Monjes Birmanos y Generación de Estudiantes del 88 aseguraron hoy que continuarán con las protestas contra la Junta Militar y que no cederán ante las los intentos de intimidación del régimen.

Birmania está gobernada por un régimen militar desde 1962 y no se celebran elecciones parlamentarias desde 1990, cuando el partido oficial perdió de manera abrumadora ante la LND, liderada por Aung San Suu Kyi, premio Nobel del Paz y en arresto domiciliario desde 2003.