Más de un millón de personas han firmado el manifiesto de una web china en protesta por el tratamiento que da la prensa extranjera al conflicto del Tíbet. Las denuncias chinas sobre reportajes falsos y manipulaciones fotográficas son constantes desde que empezó el conflicto, no solo por parte del Gobierno, sino también de la población. Su reacción no es producto de un lavado de cerebro propagandístico, como se imagina con frecuencia desde Occidente, sino del hastío al comprobar los prejuicios con los que desde el exterior se mira a China.

La web www.anti-cnn.com recoge muchas de esas manipulaciones. También un libro recién editado, que añade un apéndice para negar esa teoría, ya desmentida por todos los analistas serios, de un Tíbet paradisíaco antes de la ocupación china.

EQUIVOCACIONES Los errores son múltiples. Policías nepalís pegando a monjes tibetanos han sido presentados como policías chinos en televisiones de medio mundo. El rescate de un herido por parte de policías chinos de una turba de tibetanos fue mostrado como una escena de represión en la BBC. La CNN borró de una foto a los manifestantes violentos. China ha subrayado desde el inicio el carácter violento de las revueltas, recogido en vídeos grabados por turistas. Entre las víctimas figuran cinco niñas carbonizadas. Desde China se pregunta cómo habría actuado cualquier policía occidental ante una crisis parecida, y se habla de cinismo y doble rasero. Aunque los periodistas han tenido prohibido el acceso al Tíbet, todos han podido hablar con extranjeros en Lasa que corroboraban que los tibetanos persiguieron con saña a civiles chinos.

A pesar de ello, muchos medios han obviado la violencia de los manifestantes, o la han mencionado en el séptimo párrafo, después de describir profusamente la represión policial en los seis primeros.