En esta ocasión, el atentado sucedió casi en las puertas de la Base de Apoyo Logístico (FSB) de Herat, sede de una parte del contingente militar español en Afganistán. El cabo español Cristo Ancor Cabello Santana perdió ayer la vida y otros cinco soldados resultaron heridos leves cuando una mina antitanque explotó a su paso en la localidad de Syah Washan, en el distrito de Guzara, cuando regresaban de una patrulla en el distrito vecino de Pashtu Zarghun. Anoche, en Herat, todos las miradas convergían en el comandante talibán local Gulem Xahxa Sewayoshani, autor de los disparos con cohetes contra la base española en los días previos a los comicios presidenciales de agosto, y lo señalaban como el responsable del ataque de ayer.

CONTROLES ILEGALES El nuevo atentado se produce en un momento de máximo deterioro en la seguridad de la provincia, cuya capital --Herat-- es la tercera ciudad en importancia del país. Según el escueto comunicado emitido en Madrid por el Ministerio de Defensa, la patrulla en la que viajaba el cabo Cabello estaba compuesta por "nueve BMR, un VAMTAC y un camión de recuperación" y había viajado hasta el distrito de Pashtun Zarghun, a 25 kilómetros al este de la base, para "hacer presencia" y "desmantelar puestos de control ilegales" montados por milicianos armados.

La deflagración se produjo alrededor del mediodía (dos horas y media menos en España) e inmediatamente los heridos fueron evacuados al hospital ROLE 2, en la base de Herat. El cabo Cabello falleció a las 13.40 horas (hora afgana) "sin que los médicos pudieran hacer nada para salvarle". Desde Las Palmas, Concepción López, su abuela, dijo entre lágrimas que a su nieto "le dijeron que iba en misión humanitaria y le llevaron a una guerra", poniendo el dedo en la llaga de la polémica política que se vive en España sobre la definición terminológica que debe recibir la misión. El vehículo en el que viajaba el fallecido, un BMR, tenía más de 30 años de antigüedad, pero, según Defensa, había sido reforzado y estaba prevista su sustitución. Fuentes militares aseguraron que el artefacto es letal para cualquier vehículo. El deterioro de la seguridad en la zona es especialmente grave dado que se trata de Herat, un centro urbano de primer orden y considerada como la tercera ciudad en importancia del país, que hasta hace dos años se mantenía relativamente al margen de la violencia. "Desde hace dos días se producen enfrentamientos" entre las tropas internacionales y los talibanes, admitió ayer a este diario el portavoz del gobernador local, Naqib Arween. Basir Begzad, periodista local, aseguró que en los últimos días la ola de secuestros y asaltos en Herat y alrededores que han provocado "una gran manifestación" exigiendo seguridad.

Begzad confirmó que el responsable de la colocación de la mina era el comandante Gulem Xahxa Sewayoshani --la nueva bestia negra de las tropas españolas y buscado vivo o muerto por las tropas internacionales-- y admitió que sectores de los distritos de Pashtu Zarghun y Guzara (distrito donde se halla la base española) están controlados por grupos de insurgentes.

90 FALLECIDOS El fallecimiento del cabo Cabello Santana eleva a 90 las víctimas mortales de la misión española en Afganistán y sitúa en 150 las bajas españolas en todas las operaciones de mantenimiento de la paz. El último ataque que había sufrido el contingente español en Afganistán se remonta al 9 de noviembre del pasado año, cuando un atentado suicida acabó con la vida de dos militares de la Brigada Ligera Aerotransportable, Juan Andrés Suárez García y Rubén Alonso Ríos, en Shindand.

El primer fallecido en Afganistán en una misión de combate fue el soldado peruano Jorge Arnaldo Hernández Seminario, alcanzado por una mina antitanque al paso de su vehículo el 8 de julio del 2006. El 16 de agosto del 2005 murieron 17 militares al estrellarse su helicóptero.