El Gobierno de coalición israelí es como una jaula de grillos, sin una voz unificada. Horas después de que el Gabinete de ministros votara ayer a favor de mantener el boicot sobre el nuevo Ejecutivo palestino, el ministro de Defensa, Amir Peretz, hacía un llamamiento para negociar un estatuto final de paz.

Su anuncio llega diez días antes de la cumbre de la Liga Arabe en Riad, donde se debatirá la oferta saudí del 2002 para acabar con el conflicto entre Israel y el mundo árabe.

Y el jefe del Gobierno, Ehud Olmert, está entre la espada y la pared, porque la derecha le presiona para que rompa relaciones con el presidente palestino Mahmud Abbás por su alianza con Hamás.