El ministro francés del Interior, Manuel Valls, reiteró hoy sus polémicas declaraciones sobre los gitanos, que han levantado una gran polémica en Francia incluso en el seno del Gobierno y del Partido Socialista que lo sustenta.

"La mayoría (de los gitanos) debe ser llevados hasta la frontera (...) Nuestro papel no es acoger a estas poblaciones", aseguró en la televisión "BFMTV" el responsable de Interior.

Lo hizo un día después de haber levantado una gran polvareda política al afirmar que "los gitanos deben regresar a Rumanía y a Bulgaria" donde tienen que hacer "esfuerzos para su integración".

Varias figuras del Partido Socialista e, incluso, del Gobierno, consideraron erróneas esas palabras de Valls que estigmatizan a la población gitana.

El ministro de Industria, Arnaud Montebourg, consideró en "BFMTV" que las declaraciones de Valls fueron "excesivas" y que debían ser "corregidas".

Pero el titular de Interior respondió a su colega de gabinete que "no hay nada que corregir" y que sus declaraciones "solo molestan a los que no conocen el asunto".

Valls insistió en que hay que proseguir desmantelando los campamentos de gitanos que hay en ciudades del país porque "suponen un problema para los vecinos y para los que los ocupan", desde el punto de vista "sanitario y de seguridad".

Diversas organizaciones humanitarias y judiciales, como la Liga de Derechos Humanos o el Sindicato de la Magistratura, tacharon las declaraciones de Valls de "intolerables" y consideraron que "estigmatizan a una categoría de la población".

Al tiempo, indicaron que contribuyen a identificar de forma "infundada" a "los culpables por sus orígenes étnicos".

Las polémica sobre las declaraciones de Valls se producen a seis meses de las elecciones municipales en Francia, en las que, según los sondeos, el ultraderechista Frente Nacional tendrá un resultado histórico haciendo campaña sobre la seguridad y en contra de los extranjeros.