La escasez y los problemas de seguridad ciudadana, el referendo revocatorio y la situación colombiana, algunos de los temas que afectan a los venezolanos, han quedado por unas horas en suspenso. Las mirada de las mayorías se han congelado frente al televisor para seguir la final de Miss Venezuela. Keisi Sayago, del estado Monagas, lleva su corona desde la noche del miércoles. “Se lo dedico a todos ustedes, que creyeron en mí”, dijo, emocionada.

No era el único título en juego: en ese país se reparten con un peculiar sentido de la abundancia. Rosangélica Piscitelli, la favorita de los medios, quedó en cuarto lugar. Piscitelli se conformó con los títulos de Miss Elegancia, Miss Fotogénica y su primacía en las redes sociales. Betania Rojas ganó el de Miss Amistad y Fernanda Zabian, se alzó con la banda de Miss Talento.

La sociedad, o buena parte de ella, puede “olvidar” por unas horas la contingencia cuando ve y comenta ávidamente el concurso. Pero Miss Venezuela no puede escaparse a la realidad. De hecho, el concurso ya no cuenta con los presupuestos millonarios de antaño. Según el diario 'El Nacional', la gala no ha podido escaparse a los rigores de la crisis. Sayago, hs dicho, “brillo en medio de la austeridad”. La flamante reina ha recibido su corona sin garantía de ir al certamen de Miss Universo.

CHAVISTAS Y ANTICHAVISTAS

“Las mujeres estamos preparadas para luchar. Cualquier país podría tener el honor de ser dirigido por una mujer”, ha dicho Melanie Bermúdez, la representante del estado de Bolívar. Chavistas y opositores se han disputado las imágenes de las reinas de belleza en todos estos años. Las hubo de uno y otro lado. Migbelis Castellanos, la ganadora de la del concurso de 2013, se declaró abiertamente simpatizante del Gobierno.

María Gabriela Isler, que llegó a ser Miss Universo, puso su cetro a disposición de los antichavistas. Todavía se recuerdan sus twits en contra de Hugo Chávez. “Llegar a tu casa cansada, acalorada, con ganas de bañarte, descansar, etc... Y que no haya luz! El grandisimo c..... de tu m.... Chavez!”, llegó a escribir. Pero cuando obtuvo su corona, Nicolás Maduro no se privó de elogiarla. “¡Qué orgullo”!, escribió.

Como en Venezuela no solo se aspira a participar del concurso Miss Universo, sino de Miss Mundo y Miss Tierra, hay demasiados cetros para repartir. No son muchos los que cuestionan la violencia con la que se impone un arquetipo de belleza y mujer. Hasta parece “natural” que una aspirante al cetro hable de las cirugías estéticas como un derecho. “Ya lo hice, una rinoplastia y pienso que cualquier persona que quiera lo puede hacer”, dijo Miss Miranda, Rosangelica Piscitelli.

La gala de Miss Venezuela solo pudo comenzar una vez que terminara de hablarle al país Maduro, mostrando hasta qué punto los asuntos políticos y glamorosos se entremezclan.

NÚMERO ESPELUZNANTE

Tan solo en el primer trimestre de este año se computaron en Venezuela 4.696 asesinatos, según informó días atrás la fiscal general,Luisa Ortega. El número espeluznante se debe al aumento de las bandas del crimen organizado. La muerte violenta en las ciudades se ha naturalizado. Muy pocas veces provoca estupor.

Una de ellas fue cuando acribillaron a balazos a la ex Miss Venezuela,Mónica Spear, hace dos años. Ella estaba dentro de su automóvil, que había quedado parado en una autopista. “Voy a ir a fondo contra los que pretendan mantener la matanza”, dijo entonces Maduro. Debe de ser la única vez que coincidió en su indignación con Henrique Capriles, uno de sus enconados adversarios.