La caótica y sangrienta posguerra iraquí puede acabar con las esperanzas de reelección en el 2004 del presidente de EEUU, George Bush, pues un 50% de los estadounidenses rechaza su gestión de la crisis iraquí, frente al 18% que lo hacía a finales de abril, tras la caída de Sadam Husein. En ese mismo periodo, el apoyo a la labor de Bush en este tema ha caído desde el 80% en abril al 47% actual, según reveló ayer un sondeo de Gallup.

Especialmente grave para el presidente republicano es el rechazo del creciente sector de votantes independientes a su gestión de la crisis iraquí, pues este grupo es imprescindible para alcanzar la Casa Blanca. Un 57% de los independientes la desaprueba y sólo un 39% la respalda, frente al 73% que la aprobaba en abril.

"ENORME PROBLEMA"

"Es un problema enorme para el presidente", explicó ayer al diario USA Today el politólogo Merle Black, argumentando que "Bush declaró terminado el combate de forma prematura, pues el público sigue percibiendo el peligro" para los soldados estadounidenses en Irak. Según Black, el presidente tiene que conseguir el apoyo de por lo menos la mitad de los votantes independientes si quiere conseguir la reelección.

Aunque los votantes republicanos han cerrado filas en torno a su líder y apoyan su gestión en Irak en un 88% de los casos, los demócratas siguen la pauta de los independientes y rechazan su manejo de la posguerra iraquí, pues en abril un 54% de ellos lo respaldaba y ahora sólo un 24%.

La creciente violencia que sacude a Irak, donde las tropas estadounidenses se enfrentan a una media de 26 atentados diarios, tal y como han admitido los mandos militares norteamericanos, ha ido minando poco a poco el apoyo de los ciudadanos de EEUU a la presencia de sus soldados en la zona. Con cada nueva muerte disminuye el respaldo a la decisión de Bush de permanecer en ese país. No obstante, el líder de la Casa Blanca subrayó ayer: "No nos dejaremos intimidar".

"Los terroristas quieren que nos vayamos, pero no nos iremos" de allí, añadió, al comentar la sangrienta ola de atentados que soportan sus tropas en Irak, donde han muerto ya 351 soldados estadounidenses y otros 2.036 han resultado heridos desde el inicio de las operaciones militares, hace poco más de 7 meses. La violencia contra las potencias ocupantes crece, sobre todo desde septiembre, y sólo desde el 1 de mayo, cuando Bush dio por concluida la guerra, EEUU ha sufrido ya 213 bajas entre sus filas.

RETIRAR A LAS TROPAS

Este acoso sangriento, sumado a los ingentes costos de la posguerra, hacen que los estadounidenses rechacen cada vez mas la política de la Casa Blanca en Irak. De hecho, el sondeo de Gallup reveló ayer que un 57% de ellos opina que debe retirarse a parte o a todas las tropas desplegadas en ese país. Tal porcentaje supera con creces al 46% que favorecía la retirada militar hace dos meses.