El repetidamente anunciado proyecto de autonomía con el que Marruecos pretende resolver el añejo conflicto del Sáhara Occidental sigue en mantillas, y difícilmente estará sobre la mesa del Consejo de Seguridad de la ONU en su reunión de finales de abril. Al menos, esto es lo que se desprende del discurso pronunciado ayer en El Aaiún por el rey Mohamed VI.

El monarca se limitó a dar una vez más por enterrado el plan elaborado por la ONU --que prevé un referendo de autodeterminación--, cuya aplicación calificó de "imposible", y a nombrar a los miembros del reformado Consejo Real Consultivo para Asuntos Saharauis. Serán sus integrantes, notables de tribus y cargos electos "que se distinguen por su patriotismo sincero", los que deberán "expresar" el sentir de los "hijos de las provincias del sur" en la "doble consulta democrática", a éstos y a los partidos políticos nacionales, que debe dar forma al plan de autonomía.

Pocas horas después, el rey ofreció un gesto de distensión al indultar a 30 activistas saharauis. Fuentes próximas al Gobierno confirmaron a Efe que entre ellos figuran Alí Salem Tamek, Hmad Hamad y Mohamed el Mutauakil, de la cúpula del movimiento independentista.