El rey Mohamed VI de Marruecos fulminó anoche a cuatro ministros del gobierno por «disfunción» en la gestión de la región norteña del Rif, que durante el último año se movilizó para exigir reformas sociales y económicas que nunca llegaron, a pesar de que se habían aprobado programas de desarrollo para una región hundida en la precariedad y el desempleo. El Rey ordenó el cese inmediato de los ministros—sin posibilidad de volver a ocupar un puesto en la función pública—tras estudiar los resultados de un informe del Tribunal de Cuentas que ayer fue entregado al soberano con cada uno de los «agujeros» detectados en el programa.

Es el primer golpe contra la corrupción y la mala gestión política de los fondos públicos. «El pueblo marroquí ha reaccionado con sorpresa ante una acción revolucionaria, nunca vista, y que responde a las dinámicas presentadas en los últimos discursos reales donde se exigía una renovación de la administración, un trabajo al servicio de la ciudadanía en el contexto de la transparencia y la buena gobernanza», explicó a este diario el analista político Karim Ikrak.

Los proyectos de desarrollo para el Rif aprobados en el 2015, con un presupuesto de alrededor dos millones de euros, contemplaban la inversión turística, la construcción de carreteras, mejoras sanitarias y la creación de empleo con la intención de frenar el descontento social y generar nuevas esperanzas para las familias rifeñas condenadas a la inmigración desde los años 70 o también a una economía paralela basada en la producción del hachís.

Los ministros expulsados son Mohamed Nabil Benabdellah (Vivienda y Política), El Houcine Louardi (Salud); Mohamed Hassan (Educación Nacional) y Larbi Bencheikh, secretario de Estado del ministerio de Educación Nacional. Sorprende que el monarca destituyera a un funcionario perteneciente a una de las familias más poderosas y cercanas a Palacio, Alí Fassi Fihri, director general de la Oficina Nacional de Electricidad y Agua Potable.

«El seísmo político» como titulan los periódicos marroquíes quería enviar el mensaje a los rifeños de que «el Rey está con vosotros», según explican fuentes de la sociedad civil en el Rif, que añaden: «Aunque ha llegado un poco tarde, ha llegado».