Ariel Castro, 'el monstruo de Cleveland', pasará el resto de su vida en la cárcel y "nunca verá la luz". Así lo ha decidido hoy el juez Michael Russo en una intensa y surrealista vista de sentencia del hombre que durante más de una década mantuvo secuestradas, esclavizadas, sexualmente abusadas y torturadas en Cleveland a tres jóvenes: Michelle Knight, Gina DeJesus y Amanda Berry, que durante su cautiverio dio a luz a una hija de Castro.

Castro había aceptado la semana pasada declararse culpable de los 937 cargos que enfrenta para evitar la pena de muerte, pero en la vista de sentencia ha hecho una declaración en la que ha intentado negar las acusaciones. “No soy un monstruo, soy un enfermo”, ha dicho Castro, que también ha afirmado “no soy una persona violenta” y ha intentado justificarse como “un adicto sexual” que se enganchó a la pornografía tras ser abusado sexualmente cuando era un niño. “Soy una persona normal. Tengo una adicción, como un alcohólico, y como ellos no lo puedo controlar”.

En una escena surrealista, horas después de que en la vista se presentaran fotos y testimonios que han descrito las condiciones "inhumanas" a las que sometió a sus víctimas, incluyendo fotos de los más de 30 metros de cadenas, Castro ha intentado desmentir las acusaciones. En la sala estaba sentada Knight, la primera joven a la que secuestró, y a la que dejó embarazada en cinco ocasiones e hizo abortar con palizas, algo por lo que se presentaron los cargos de asesinato, algunos de los que han sido penados con cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

“A Dios pongo por testigo: nunca pegué a esas mujeres o las forcé a tener sexo”, ha dicho Castro, que ha llegado a asegurar que las mujeres “no eran vírgenes” y que el sexo “era consentido”. Castro ha llegado a decir que “había armonía en la casa” y que sus víctimas “nunca fueron torturadas”, algo que ha asegurado se puede ver en su aspecto y comportamiento desde la liberación.

Antes de esas escalofriantes declaraciones han hablado en el tribunal una prima de DeJesus, una hermana de Berry y la propia Knight, que fue secuestrada cuando tenía un hijo de dos años y medio. “Lloraba todo el tiempo, pensaba que nunca lo volvería a ver”, ha dicho Knight, que ha descrito como “los días no se hacían más cortos y los años se volvieron una eternidad”. “Me quitaste 11 años de mi vida. Pasé 11 años en el infierno. Tu infierno empieza ahora. Ahora morirás un poco cada día”, le ha dicho Knight a Castro.