Evo Morales festejó ayer sus tres años como presidente boliviano entre la formalidad del protocolo estatal y la agitación proselitista con vistas al referendo constitucional del próximo domingo. Las encuestas en manos del Movimiento al Socialismo (MAS) le dan al cerca del 60%. Pero el presidente quiere, al menos, conservar el 67% de las adhesiones del agosto pasado en la consulta revocatoria. Y, para ello, el Evo se ha multiplicado por todo el país para pedirle a los bolivianos un nuevo voto de confianza.

Meses atrás, Bolivia parecía deslizarse hacia el precipicio. El enfrentamiento entre La Paz y las regiones autonomistas lideradas por Santa Cruz había llegado a un punto casi de no retorno. La intervención suramericana logró frenar lo peor y se retomaron las negociaciones que condujeron al referendo.