La reapertura de dos centros del British Council en Rusia ha agudizado la crisis que desde hace meses enfrenta a Moscú y Londres. Las sedes del servicio cultural británico en San Petersburgo y Yekaterimburgo reabrieron ayer lunes sus puertas tras la pausa navideña, en contra de lo ordenado por el Gobierno ruso, que dice que están en situación ilegal. El Kremlin calificó el hecho de "provocación premeditada" y anunció que no emitirá visados para el personal del British Council.

Los rusos convocaron al embajador británico, Tony Brenton, quien tras la reunión con el número dos de Exteriores, Vladímir Títov, reconoció la existencia de "graves desacuerdos".

La disputa sobre los centros culturales es el último incidente en la estela dejada por el caso Litvinenko , el espía ruso envenenado en Londres.