Nueva movilización social en Marruecos, esta vez pidiendo libertad para la joven periodista, Hajar Raissouni, de 28 años. A finales de agosto fue acusada de un supuesto aborto ilegal y de mantener relaciones extra matrimoniales pero la sociedad civil da ninguna credibilidad a estos argumentos y considera que se trata de un pretexto para conducirla a un perpetuo silencio.

Las redes sociales, desde su detención, han servido de trampolín de una campaña de solidaridad con la periodista. Esta expresión de indignación se trasladó, ayer, a las puertas del Tribunal de Primera Instancia de Rabat donde Raissonuni comparecía por vez primera. Su detención es un crimen. Es una detención política, declaró a El Periódico Souleiman Raissoni, redactor jefe del diario para el que trabaja Hajjar, 'Al Jabar al Youm'. El juez le tomó declaración a ella y a su pareja aunque desde una postura acusatoria clarísima, prosiguió Souleiman. La justicia marroquí les ha vuelto a convocar para el próximo lunes. Mientras tanto, los dos permanecerán detenidos. No han estado solos durante el proceso judicial porque cientos de personas, colectivos y organizaciones internacionales han ocupado el recinto donde se sitúa el tribunal para blandir las pancartas pidiendo justicia para la periodista y una liberación inmediata.

UNA PROFESIONAL CRÍTICA

La periodista, como ocurrió con otros colegas de su diario, venía manteniendo una posición crítica con la fragilidad del sistema y la degradación de las condiciones sociales de la población marroquí. Igualmente, siguió muy de cerca las protestas sociales en la región del Rif que volvieron a arrojar luz sobre el notable retroceso del país en el campo social. Cierto que Marruecos está viviendo un mutación económica galopante, pero no se siente en el bolsillo del ciudadano marroquí medio. Existe unanimidad sobre el aumento de la precariedad y el cada vez más bajo poder de compra, pero, claro, no es igual pensarlo que escribirlo. Y la periodista lo escribió una y otra vez.

MATRIMONIO FRUSTRADO

La periodista fue arrestada junto a su pareja, con la que se había comprometido y pensaba contraer matrimonio en las próximas semanas. Las autoridades también arrestaron a parte del personal médico que supuestamente le había provocado el aborto.

Sin embargo, su ginecólogo desmiente la acusación y rechaza los cargos que se le imponen. Después de 40 años me enfrento a un delito que no he cometido, ha declarado. Por su parte, la periodista, psicológicamente abatida, ha explicado en varios medios de comunicación el escándalo público al que fue sometida cuando en mitad de la calle se le echaron encima varios agentes de policía y se la llevaron detenida a un centro de ginecología para realizarle las pruebas.

Cada día se practican en Marruecos alrededor de 600 abortos y las relaciones sexuales se sitúan a la orden del día pero como dijo un diputado del partido islamista de Justicia y Desarrollo (PJD) a El Periódico: Preferimos el aborto que tener el país lleno de madres solteras. El arresto de Hajar Al-Rissouni aún considerándose de carácter político abrió nuevamente un debate social sobre la reforma del Código Penal.

De hecho, el Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH) presentará en los próximos días sus recomendaciones de enmienda al texto penal en aras de profundizar en el debate sobre las libertad individuales y la cuestión de la interrupción voluntaria del embarazo planteada tras la detención de Hajar Raissouni. Y puntualizó que "albergamos la esperanza de que Hajar y su compañero sean puestos en libertad rápidamente".