La dimisión del presidente de Egipto, Hosni Mubarak, es inminente. Fuentes del Gobierno reconocen que la última decisión está de su mano y que anunciará esta noche por televisión el abandono del poder tras el fortalecimiento de la revuelta popular mostrada en la plaza de Tahrir de El Cairo. Existen dudas sobre el paradero de Mubarak. La cadena de televisión Al Arabiya asegura que Mubarak ha abandonado el país y que ha grabado un mensaje televisado en el que anuncia su dimisión.

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La esperada aparición televisiva de Mubarak anunciaría los procedimientos constitucionales para delegar el poder, informa la televisión Al Arabiya. La cadena árabe asegura que Mubarak delegará sus funciones en el vicepresidente, Omar Suleimán. Según el artículo 82 de la Constitución egipcia, si por cualquier obstáculo temporal el jefe de Estado es incapaz de desarrollar sus funciones, "él delegará sus poderes a un vicepresidente o al primer ministro en caso de que no haya vicepresidente o de que éste esté incapacitado para hacerlo". Además, el artículo 84 estipula que en caso de quedar vacante la Presidencia, el jefe de la Cámara baja del Parlamento asumirá temporalmente la Presidencia; y, si en ese momento esa cámara legislativa está disuelta, el presidente del Tribunal Constitucional tomará el control de la Jefatura de Estado. En ese supuesto debería elegirse un nuevo presidente en un periodo máximo de 60 días desde el momento en el que quede vacante el puesto, de acuerdo con la carta magna.

Decenas de miles de personas permanecen expectantes en la plaza de Tahrir, epicentro de las protestas en Egipto, en un ambiente de euforia, ante la posibilidad de que el presidente Hosni Mubarak abandone el poder en las próximas horas. Cientos de personas continúan entrando en la plaza, donde la gente canta "Hemos conseguido echar a Mubarak".

El elemento catalizador de la dimisión es la decisión del Ejército de apoyar a los manifestantes y oponerse a cargar contra la población civil, pero también la sólida posición asumida por los manifestantes, que han conseguido atraer a su causa a una mayoría de la población. Los sindicatos se han sumado a la protesta y las huelgas se han reproducido por todo el país amenazando con una situación de colapso económico que no podía prolongarse más tiempo. Fuentes de la oposición temen que se vaya a producir un golpe de Estado por parte de la cúpula militar. Algunas fuentes indican que Mubarak entregará el poder no al vicepresidente Suleimán, sino al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas.

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto ha anunciado su apoyo formal a "las legítimas demandas del pueblo" y ha afirmado que está "estudiando las medidas" para salvaguardar los intereses del país. El compromiso figura en el comunicado número 1 del consejo leído por un militar en las cámaras de la televisión pública. El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas ha dicho que se mantendrá en sesión permanente.

El comunicado

El comunicado dice textualmente: "Partiendo de la responsabilidad y el compromiso de las Fuerzas Armadas en proteger al pueblo y patrocinar sus intereses y su seguridad, y teniendo interés en la integridad de la patria, los ciudadanos y los logros del gran pueblo egipcio y sus propiedades, y reiterando y apoyando las legítimas demandas del pueblo, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas decidió hoy jueves, 10 de febrero del 2011, para estudiar la evolución de la situación hasta la fecha, por lo que el Consejo decidió mantenerse en sesión permanente para estudiar las medidas que es posible adoptar para preservar la patria, los logros y las ambiciones del gran pueblo egipcio".

Al contrario de las fuerzas policiales, afines al régimen, el Ejército ha mantenido una posición relativamente neutral durante los 17 días de revuelta. Este cambio de postura y la negativa a la represión de los manifestantes tiene visos de desbloquear la situación y facilitar la salida del poder del presidente, Hosni Mubarak.

Participación sindical

La participación de los sindicatos en la revuelta y las objeciones del Ejército a desalojar la plaza de Tahrir por la fuerza han acelerado la decisión de que Mubarak sea apartado del poder.

El inicio de huelgas en empresas tanto públicas como privadas ha decidido el apoyo del Ejército y el nuevo giro en la crisis institucional que vive Egipto. La marcha de Mubarak, lejos de abrir un periodo de caos, como han manifestado miembros del Gobierno y el propio Mubarak, puede ser una vía de escape a un conflicto enrocado. La oposición, pese a haberse sentado a negociar la transición con el actual Gobierno, también presiona para que la dimisión de Mubarak se haga realidad, aunque no se le exigirá a priori que abandone el país.