El gran ayatolá sayyed Mohamed Husein Fadlalah, una de las principales autoridades religiosas chiís y padrino del grupo armado Hizbulá murió ayer en un hospital de Beirut debido a una hemorragia interna. Fadlalah, de 74 años, llevaba varias semanas sin poder dirigir la plegaria del viernes por su frágil salud.

En el sur beirutí, habitado principalmente por chiís, se congregó una muchedumbre para expresar sus condolencias en la mezquita Hassanein, donde oficiaba los servicios religiosos. El movimiento Hizbulá decretó tres días de luto. La propia oficina de Fadlalah aseguró que el religiosos sería enterrado en esa misma mezquita. "Era un guía, no solo para el Líbano, sino para todo el mundo y para los musulmanes", proclamó Abú Muhamed Hamadeh entre una multitud de fieles chiís llorando. "Con su muerte, ha dejado un gran vacío en el mundo árabe y en el mundo musulmán", subrayó.

Fadlalah era un crítico de EEUU, que lo llegó a incluir en su lista de terroristas más buscados. Sobrevivió a varias tentativas de asesinato, incluyendo un coche bomba en 1985 que mató a 80 personas en el sur de Beirut. Según la prensa de EEUU, el atentado fue perpetrado por una milicia entrenada por EEUU.

Durante la crisis de los rehenes occidentales en el Líbano en los años 80, se distanció de los secuestros, y lanzó repetidos llamamientos en favor de su liberación. En cuestiones como la promoción femenina, era conocido por sus análisis moderados.