El mítico dirigente sindical del peronismo ortodoxo, Lorenzo Miguel, que durante varias décadas tuvo verdadero poder en Argentina, falleció ayer en Buenos Aires a los 75 años. Apodado el Loro , Miguel dirigió desde 1970 la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que en sus años de esplendor contó con unos 400.000 afiliados. El sindicalista parecía un hombre gris. Hablaba poco. Le bastó para ser el hombre que en la sombra controló el movimiento obrero.

Fue un personaje vital en los sangrientos años 70. Impuso ministros y enfrentó a la izquierda peronista. Fue aliado y luego enemigo de José López Rega, fundador de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), antecesora del terrorismo de Estado.

MATONES LIQUIDADOS

Algunos de sus matones le traerían problemas. Jorge el Polaco Dubchak fue descuartizado y quemado en la sede de la UOM. Otros guardaespaldas corrieron suerte similar.

Miguel estuvo preso durante la última dictadura. En 1983, en democracia, Raúl Alfonsín se enfrentó a 16 huelgas generales que tuvieron su sello. El presidente Carlos Menem logró domesticar a Miguel y a otros sindicalistas con golpes y prebendas.

En los 90, con la desindustrialización, la UOM perdió casi todo el peso que tenía. Desde ese momento, Miguel se convirtió en una figura decorativa. Ya nadie le temía.