Se va una época. Primero, en agosto, Soljenitsin, y ahora el patriarca de los ortodoxos rusos, Alexis II. El líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR) murió ayer de un paro cardiaco a los 79 años tras encabezar durante casi dos décadas una de las iglesias más influyentes de Europa, que bajo su dirección vivió un renacimiento sin precedentes.

El jerarca falleció en su residencia de Peredélkino, en las afueras de Moscú, según informó Vladímir Viguilianski, el portavoz de la IOR. Acababa de regresar de Alemania, donde se sometió a tres semanas de tratamiento y ofició su última misa, el domingo pasado, en la catedral de Múnich. Alexis II, que había sufrido varios infartos en los últimos años, se sintió mal ayer de madrugada. Sus ayudantes llamaron a los servicios de urgencia, pero los médicos no consiguieron arrancar el corazón del patriarca, que se había parado para siempre a las 7 de la mañana, hora local.

La Iglesia ortodoxa ha vivido un auténtico renacimiento desde la caída del régimen soviético en 1991, tras varias décadas de acoso comunista. El número de creyentes ha pasado de tan solo un 23% a principios de los años 90 a un 73% en el 2008, según los sondeos del centro de estudios de opinión pública VTSIOM. Las encuestas dicen que más de la mitad de esos creyentes se consideran practicantes. La fe ortodoxa es actualmente la principal religión en Rusia.

ARTIFICE DEL CAMBIO La figura que ha personificado este gran cambio social es Alexis II. Sucedió al frente de la IOR a Pimen I en junio de 1990, en plena desintegración del antiguo imperio soviético. Fue el primer patriarca ortodoxo elegido por voto secreto y no por las órdenes de los dirigentes soviéticos.

Entonces, solo una minoría de los ciudadanos se confesaban creyentes y apenas funcionaban unas decenas de parroquias. Lo primero que hizo Alexis II fue establecer una relación muy fluida con el primer presidente ruso, Boris Yeltsin, lo que permitió que la IOR recuperara gran parte de las propiedades expropiadas por los comunistas. Tras la llegada al poder en el 2000 del presidente Vladimir Putin, que es creyente, los clérigos ortodoxos consiguieron acceso privilegiado a los centros escolares.

Además de ser un verdadero líder espiritual, Alexis II construyó un sistema de poder que le garantizaba un control casi absoluto de la IOR.

LA SOMBRA DEL KGB Gleb Yakunin, un exdiputado de la Duma que dejó el sacerdocio a principios de los 90, alegó en 1997 que Alexis II trabajó en una época como agente del KGB (servicios secretos). El patriarca nunca respondió a esta acusación. Pero no es un secreto que los servicios especiales obligaban a muchos clérigos a informar de los secretos de sus parroquianos.