Al menos 19 personas, la mayoría civiles, murieron hoy y otras 34 resultaron heridas en el ataque de un comando insurgente contra un edificio gubernamental en la provincia central afgana de Parwan, cerca de Kabul.

El Ministerio afgano del Interior, que ofreció en un comunicado esta cifra de víctimas al concluir el asalto, explicó que los integristas atacaron la sede del gobernador regional, Abdul Basir Salangi, situada en la ciudad de Charikar, capital de Parwan.

"Un terrorista suicida hizo estallar la carga explosiva que portaba en un vehículo junto a la entrada a la oficina del gobernador, lo que permitió a otros cinco terroristas entrar en el complejo", reza la nota.

De acuerdo con esta versión, tres de esos insurgentes fueron abatidos por las fuerzas de seguridad afganas, mientras que otros dos consiguieron detonar los artefactos explosivos que llevaban adheridos a su cuerpo.

El asalto provocó finalmente la muerte de 19 personas, incluidos cinco policías, al tiempo que otras 34 resultaron heridas, tres de ellas agentes, según Interior.

El director del departamento provincial de Salud en funciones, Mir Alam, había dicho a Efe previamente que la mayoría de víctimas en el ataque son civiles.

La acción ha sido reivindicada por la insurgencia talibán a través de su portavoz Zabiulá Muyahid.

Parwan está lejos de los bastiones insurgentes del cinturón suroriental del país, al noroeste de la provincia de Kabul, con la que limita, y a una hora en coche aproximadamente de la capital afgana.

Los asaltos al estilo "fedayín", perpetrados por comandos de insurgentes que luchan hasta morir, son habituales en Afganistán.

El último gran atentado de este tipo ocurrió a finales de junio, cuando un grupo de insurgentes atacó el emblemático hotel Intercontinental de Kabul y causó la muerte de 21 personas.

A punto de cumplirse una década desde la invasión de EEUU y la caída del régimen talibán, los insurgentes parecen encontrarse en un momento de fortaleza y envalentonados por el inicio de la retirada gradual de las tropas extranjeras.

De hecho, el pasado día 6 la OTAN sufrió su mayor golpe en diez años de guerra al morir 38 soldados estadounidenses y afganos tras estrellarse en la provincia central de Wardak, por fuego enemigo, un helicóptero Chinook CH-47.

A esta incertidumbre por el futuro de la seguridad en el país se unió esta semana el anuncio de que Hamid Karzai, aliado de Occidente durante estos años, no optará a un tercer mandato como presidente afgano en 2014.