Al menos 35 personas murieron hoy en un doble ataque suicida en Rawalpindi, donde se encuentra el cuartel general del Ejército de Pakistán, en medio de la tensión política en la víspera del regreso al país del ex primer ministro Nawaz Sharif. Los atentados, que tuvieron como objetivo un puesto de control militar y un autobús del Ministerio de Defensa, costaron la vida a 35 personas e hirieron a más de 40, según fuentes de los servicios de Inteligencia.

El primer ataque fue obra de un suicida que hizo empotrar su automóvil, cargado de explosivos, contra un autobús en el que viajaban empleados de Defensa. En ese ataque, ocurrido frente a la oficina general de los Servicios de la Inteligencia Militar (ISI), murieron instantáneamente una quincena de personas y resultaron heridas una veintena, algunas de los cuales fallecieron posteriormente, según fuentes oficiales.

El segundo atentado tuvo lugar en un puesto de control cerca de la Oficina de los Cuarteles Generales del Ejército, cuando el agresor hizo estallar su carga en el momento en que dos militares le pidieron que detuviera su vehículo. La explosión mató a por lo menos un soldado, según el portavoz del Ejército, Waheed Arshad, que se limitó a informar de una quincena de muertos en ambos atentados, incluidos los suicidas.

El área de los ataques, un espacio de alta seguridad, fue acordonada, mientras las víctimas fueron trasladadas a un hospital militar. Por ahora nadie se ha atribuido los atentados, aunque los medios locales apuntaron a la posible autoría de militantes radicales islámicos. El portavoz del Ejército negó cualquier fallo de seguridad en Rawalpindi, el corazón militar de Pakistán: "Los agresores no lograron entrar en el cuartel general del Ejército gracias a la estrecha seguridad; en caso contrario, las víctimas habrían sido muchas más", afirmó al canal "Dawn".

Los últimos ataques se han producido en medio de la tensión por el estado de excepción declarado por Musharraf hace tres semanas, con el argumento del aumento de la violencia extremista y la "injerencia" de los magistrados en la política del Gobierno. La medida ha sido fuertemente contestada por la oposición, uno de cuyos principales líderes, el ex primer ministro Nawaz Sharif, ha anunciado su intención de regresar mañana, domingo, a Pakistán desde Arabia Saudí, donde ha vivido en los últimos años.

Sharif, dirigente de la Liga Musulmana de Pakistán-N (PML-N), ya intentó regresar en septiembre pasado, pero fue deportado de nuevo por el régimen de Musharraf en cuanto aterrizó en el aeropuerto de Islamabad. Fuentes del PML-N confirmaron que Sharif tiene previsto llegar mañana hacia las 17.00 hora local (12.00 GMT) a la ciudad de Lahore (este) en un vuelo directo procedente del aeropuerto saudí de Medina.

"Su plan de regreso se cerró anoche", afirmó el secretario de Información del PML-N, que añadió que numerosos líderes de la formación y activistas tienen previsto acudir a Lahore para dar la bienvenida al ex primer ministro. El retorno de Sharif se anunció después de que el líder opositor se entrevistara ayer con el rey de Arabia Saudí, Abadalá bin Abdelaziz, en Riad, en una reunión contemplada por los analistas como la "luz verde" del país árabe para el regreso de Sharif a su país.

Aunque el régimen de Musharraf no se ha pronunciado sobre el regreso de Sharif, fuentes del PML-N han asegurado que esta vez no será deportado, ya que Arabia Saudí ya no está dispuesto a acoger al ex primer ministro de vuelta. Por el momento el partido de Sharif no ha anunciado si se presentará a los comicios del 8 de enero, ya que es algo que negocia con el resto de sus socios del APDM, la alianza de partidos opositores a la que pertenece. Tampoco el otro gran partido de la oposición, el PPP de la ex primera ministra Benazir Bhutto, ha confirmado si concurrirá.