Al menos seis talibanes y un policía murieron hoy en un asalto lanzado por insurgentes uniformados como agentes contra la residencia del gobernador de la provincia de Panjshir, en el norte de Afganistán, informó una fuente policial.

El ataque comenzó hacia las 04.30 hora local (00.00 GMT), cuando uno de los insurgentes detonó unos explosivos que portaba adheridos a su cuerpo en la entrada del complejo, ubicado en la localidad de Bazarak, explicó a Efe el jefe de la policía provincial, Mohamed Qasim.

La deflagración posibilitó así el paso del resto de los atacantes, que mantuvieron un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad afganas que duró una hora y media aproximadamente hasta que todos ellos fueron muertos.

En los choques también falleció un agente y otros dos resultaron heridos.

Según la fuente policial consultada por Efe, todos los insurgentes vestían chalecos con explosivos preparados para cometer atentados suicidas y también portaban un coche-bomba, aunque fueron incapaces de detonarlo.

Panjshir está situada en el relativamente estable norte afgano, que se ve azotado con menos frecuencia por el azote de la violencia insurgente.

Esta provincia es, además, el feudo del difunto líder tayico de la Alianza del Norte Ahmad Sha Masud, que resistió a los talibanes durante su régimen de finales de los noventa y fue asesinado por Al Qaeda dos días antes del 11-S.

Los ataques coordinados o de estilo "fedayín" son relativamente frecuentes, especialmente a partir de la primavera, cuando los combates se recrudecen en Afganistán con la llegada del buen tiempo.

El pasado viernes un comando talibán también lanzó un ataque coordinado en Kabul contra un edificio de una organización afiliada a la ONU, que causó la muerte de siete personas.

La guerra en el país asiático se encuentra en uno de los momentos más sangrientos, casi doce años después de la invasión estadounidense que propició la caída del régimen talibán y en pleno proceso de repliegue de las tropas internacionales.