Dos o tres personas con armas automáticas abrieron fuego ayer contra un autobús gubernamental en la ciudad paquistaní de Karachi. En el atentado murieron seis personas, de confesión shií, que se disponían a asistir a la oración del viernes. Otras ocho resultaron heridas por los disparos.

Ningún grupo se responsabilizó del ataque, pero la policía acusó a grupos radicales de musulmanes sunís. En los últimos años, cientos de shiís han muerto a causa de la violencia sectaria en Pakistán.

La acción terrorista se produjo un día después de que el Gobierno paquistaní informará del inicio de una gran operación de persecución contra los reductos de combatientes de Al Qaeda, que comportó la detención de 18 sospechosos. En los enfrentamientos armados en la zona fronteriza del oeste del país, al menos 12 miembros de la red de Osama bin Laden y dos soldados paquistanís resultaron muertos.

FILIPINAS

La violencia de origen religioso se cebó también ayer en los miembros de una congregación musulmana de Mindanao, al sur de Filipinas. A mediodía, unos desconocidos lanzaron varias granadas contra los feligreses de una mezquita. Tres personas murieron y otras 32 quedaron heridas de diversa consideración. Mindanao vive un conflicto sectario desde hace siglos a causa de la pérdida de influencia de la comunidad musulmana.