Tres mujeres pertenecientes a una misma familia fueron asesinadas por sus parientes y el marido de una de ellas en un llamado 'crimen de honor' en una remota zona tribal del noroeste de Pakistán, informó hoy a Efe una fuente policial.

El crimen se produjo el domingo a última hora, según un agente de Policía del distrito de Darra Adamkhel (donde ocurrió el hecho), Fazal Khan, que añadió que los detalles del incidente están siendo investigados por un equipo especial desplazado a la zona.

Los medios locales se hacen hoy eco del asesinato, que según varios diarios fue ordenado por una asamblea tribal a instancias de un marido abandonado por su esposa, originaria de la aldea de Jawaki, enclavada en el área tribal de Orakzai.

Un primer informe policial citado por el rotativo Dawn afirma que el marido, residente en el puerto meridional de Karachi, fue abandonado por su esposa, Sadia, después de que esta recibiera numerosos maltratos físicos y psicológicos.

La mujer buscó la ayuda de su tía y su prima, que la llevaron a el valle norteño de Swat, donde, según fuentes de la familia citadas por el diario Express Tribune, recibió ayuda de la administración local y fue ingresada en una residencia protegida.

A pesar de ello, el despechado marido encontró el apoyo de una asamblea local (o 'yirga') en la aldea de Jawaki y logró dar con su esposa, a la que obligó a volver a su lugar de origen, donde el domingo por la noche fue asesinada junto a su tía y su prima.

De acuerdo con la información del Express Tribune, la Policía ha detenido al marido y a un supuesto cómplice, pero no a otros parientes de las fallecidas que al parecer participaron en el crimen.

El diario The News también refleja el asesinato en su edición de hoy y en uno de sus editoriales critica con dureza la pervivencia del sistema de justicia tribal administrada por 'yirgas', que hace unos meses fueron prohibidas explícitamente por el Tribinal Supremo.

"La orden del Supremo, por muy bienintencionada que fuera, siempre iba a estar abocada al fracaso en un país en el que las 'yirgas' están bien establecidas y con frecuencia se usan como alternativa para un sistema judicial disfuncional", dice el texto.

"Las 'yirgas' permiten matar a cualquiera. Este sistema paralelo de justicia debe acabarse antes de que se pierdan más vidas inocentes", concluye el editorial.

Según la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (HRCP), casi un millar de mujeres -cien de ellas menores- murieron el año pasado en el país por este tipo de crímenes, aunque el organismo alerta de que el número puede ser mayor porque muchos casos pasan desapercibidos.