Los insurgentes talibanes afirmaron ayer haber dado muerte a los dos ingenieros civiles alemanes que habían secuestrado en la provincia afgana de Ghazni, el pasado miércoles, a unos 120 kilómetros al suroeste de Kabul, la capital del país. Sin embargo, el portavoz del Ministerio afgano de Exteriores, Ahmad Baheen, aseguró que uno de los alemanes secuestrados sigue con vida y que el otro falleció de un ataque al corazón. El Gobierno alemán tardó varias horas en aceptar que uno de los rehenes había muerto. "Ahora se trata de salvar la vida del segundo rehén", dijo el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier. Este incidente ha agudizado la crisis que atraviesa el Ejecutivo presidido por la cancillera Angela Merkel en relación con la permanencia de las tropas alemanas en Afganistán.

Los dos ingenieros alemanes fueron secuestrados el miércoles cuando viajaban acompañados por varios afganos, entre ellos un traductor y un conductor. Según un portavoz talibán, los cinco afganos fueron ejecutados junto con los alemanes, algo que no fue mencionado por el Gobierno de Afganistán. El secuestro se llevó a cabo para exigir la retirada de los cerca de 3.200 soldados alemanes estacionados en el norte de Afganistán.

AJENOS A LAS PRESIONES Según Merkel, su país no se dejará presionar y, en declaraciones al periódico Passauer Neuen Presse , agregó: "No podemos ceder en nuestros esfuerzos. No podemos abandonar al pueblo afgano". El Gobierno alemán cree que uno de los alemanes murió, como afirman las autoridades afganas, víctima de la tensión y los malos tratos en cautiverio y que ahora hay que centrar todos los esfuerzos en la liberación del segundo ingeniero secuestrado, según confirmó el ministro de Exteriores Steinmeier.

El asesinato de los alemanes impactó a la opinión pública alemana, que se encuentra particularmente sensibilizada tras un sangriento atentado suicida que el pasado mes de mayo costó la vida a tres soldados del contingente alemán estacionado en el norte Afganistán.

La situación preocupa al Gobierno, ya que se ha desatado un profundo debate sobre la permanencia o no de los soldados alemanes en Afganistán. Dos terceras partes de la población opinan que los militares deben volver a su país.

Los expertos consideran que, a medio plazo se producirán cambios en la estrategia militar. "La situación en Afganistán ha empeorado de forma dramática, pero además el Gobierno alemán no ha expuesto a la opinión pública hacia dónde conduce la presencia militar en Afganistán y que ya no se trata de construir viviendas y escuelas, si no, por ejemplo, de desarmar a las milicias y asumir la lucha contra la droga", escribió ayer el Süddeutsche Zeitung .

Los soldados alemanes tienen un mandato limitado del Parlamento federal o Bundestag para permanecer en Afganistán. Para prolongar la estancia se requiere un nuevo acuerdo, que debe ser adoptado a más tardar el próximo mes de octubre. Pero crece la resistencia entre los diputados socialdemócratas que forman parte de la gran coalición que encabeza Merkel.

Los alemanes no son los únicos rehenes capturados por los talibanes. El presidente de Corea del Sur, Roh Moo-hyun, reiteró ayer que no cederá al chantaje de los talibanes e instó ayer a la liberación inmediata de los 18 surcoreanos que los rebeldes afganos retienen desde hace una semana y amenazan con matar hoy mismo si Seúl no retira sus tropas de Afganistán. El presidente destacó que los rehenes son todos civiles, cristianos evangelistas, comprometidos en actividades humanitarias.