Tras una larga agonía y después de permanecer 10 años ajeno al ejercicio del poder, el rey Fahd de Arabia Saudí murió ayer a la edad de 84 años en un hospital de Riad. A las muestras de condolencias expresadas desde medio mundo su sumó la inquietud por las consecuencias de la muerte del soberano sobre el precio del petróleo, que abrió con tendencia al alza en la Bolsa de Nueva York. La monarquía saudí escenificó una transición rápida y limpia, entregó el trono al príncipe heredero, Abdalá bin Abdelaziz, de 82 años, y garantizó la continuidad de su política petrolera.

El rey Fahd permanecía ingresado desde el 27 de mayo en un centro hospitalario de Riad, pero había cedido el poder al nuevo monarca en 1995 tras una embolia cerebral que deterioró definitivamente su salud y le obligó a desplazarse en silla de ruedas. Según fuentes sanitarias del King Faisal Specialist Hospital, la muerte del soberano tuvo lugar de madrugada. Las exequias se celebrarán hoy por la tarde en la mezquita del príncipe Turki bin Abdalá, en la capital saudí. El príncipe Sultán bin Abdelaziz, de 77 años, ministro de Defensa desde 1963, es ahora el nuevo príncipe heredero.

LLAMADA TELEFONICA DE BUSH El presidente de Estados Unidos, George Bush, llamó por teléfono al nuevo monarca para expresarle sus condolencias y felicitarle por su ascensión al trono. "El presidente considera al rey Abdalá un amigo", declaró poco después el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, quien se mostró confiado en que la muerte de Fahd "no tendrá ningún efecto negativo sobre las relaciones con Arabia Saudí". "No consideramos que vaya a haber una transición particularmente prolongada o difícil", manifestó.

Mandatarios de todo el mundo lamentaron la muerte del rey saudí y la mayoría de los 22 países de la Liga Arabe decretaron entre 3 y 40 días de luto. La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno árabes prevista para esta semana en Egipto se ha aplazado sine die . El secretario general de la ONU, Kofi Annan, acogió con "tristeza" la noticia y recordó la "contribución permanente" del rey Fahd "a la diplomacia regional e internacional".

Principal productor y exportador de crudo del mundo, Arabia Saudí trató de tranquilizar a los mercados con el mensaje de que la política petrolera no sufrirá cambios. "No puedo imaginar que vaya a producirse el más mínimo cambio en la política petrolera del reino", aseguró ayer el príncipe Turki al Faisal, sobrino de Fahd.

Casualidad o no, el precio del petróleo en la bolsa neoyorquina alcanzó ayer un nuevo máximo al cotizar a 62,30 dólares el barril. Los analistas no lo atribuyeron tanto a la muerte de Fahd como a la falta de productos refinados. Arabia Saudí lleva meses diciendo que aumentará la producción para frenar la subida de los precios, aunque la sensación general es que no lo hace para seguir beneficiándose. Pero ahora el trono está en manos del hombre que el pasado mes de abril prometió a Bush hacer realidad la promesa.