Es una tarea de aproximación, en la que las cifras publicadas --que, además, varían según quien las proclame-- carecen de marchamo de certificación. Ningún organismo u oenegé se ha atrevido a dar un número exacto de muertos civiles causados por la guerra en Afganistán, país de pobres comunicaciones y hospitales mal equipados; solamente existen recuentos parciales que dan una idea de lo que ha sucedido, pero que no reflejan la realidad con exactitud.

La primera certeza que se extrae de los recuentos es que los muertos a consecuencia de las acciones armadas ha ido in crescendo . Entre el 2001 y el 2003, la cifra de civiles fallecidos debido a la acción de las tropas extranjeras rondaría los 3.100, según Marc W. Herold, de la Universidad de Nueva Hampshire. En el 2006 --solo 12 meses-- los muertos civiles por la guerra ascendieron a 1.980. En el 2008, la Misión de Asistencia de la ONU para Afganistán (UNAMA) incrementó la cifra de fallecidos a 2.118, y en el 2009, a 2.412.

La segunda certeza es que la insurgencia causa más víctimas que las fuerzas extranjeras y el Ejército afgano. Según la UNAMA, dos tercios de los muertos en el 2009 son atribuibles a los talibanes, cifra que en el año 2008 ascendía a solo el 55%. Ello quiere decir, de creer a la ONU, que las fuerzas afganas y extranjeras han reducido la mortandad de sus acciones. Afghan Rights Monitor es menos optimista y en el 2008 cifró en 1.620 los muertos civiles por afganos y extranjeros.

Los cínicos pueden alegar que no son cifras muy elevadas para un país paupérrimo de 28 millones de habitantes, sacudido por plagas, una elevadísima mortalidad infantil y los conflictos permanentes. Pero la realidad es que la mayoría de los civiles mueren por causas indirectas generadas por el conflicto: hambrunas, desplazamiento, falta de atención médica... Y ahí nadie puede dar una cifra siquiera aproximativa. Además, según oenegés locales y extranjeras, "la ausencia de un mecanismo coordinado por las fuerzas internacionales" para compensar a las familias de las víctimas encrespa los ánimos de los afganos.