En medio de las denuncias de la oposición, que considera fraudulentos los resultados de las elecciones del jueves, el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, ha logrado asegurarse la mayoría de dos tercios en el Parlamento necesaria para modificar la Constitución a su antojo.

"Rechazamos estos resultados porque no reflejan la voluntad popular", afirmó ayer el líder de la oposición, Morgan Tsvasngirai, que dirige el Movimiento por un Cambio Democrático (MDC). "Mugabe hará ahora lo que le vendrá en gana; Zimbabue se ha convertido en su propiedad privada", añadió. Los países occidentales, especialmente EEUU y Gran Bretaña, también han calificado de fraudulentos los comicios. En cambio, un equipo de observadores surafricanos dio ayer por buena la consulta.

Según los datos finales del escrutinio, ofrecidos ayer, la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF) ha obtenido 78 de los 120 escaños que son elegidos por el voto popular. Este resultado asegura de sobra a Mugabe la mayoría de dos tercios, porque otros 30 escaños son designados directamente por él mismo, como jefe del Estado, según la actual Constitución.

Mugabe, de 81 años, lleva en el poder desde la independencia del país en 1980. Su actual mandato, de seis años, expira en el 2008. Ayer, en una conferencia de prensa para comentar los resultados electorales, aseguró que se retirará "cuando llegue a los 100 años".

CRISIS EN EL PAIS AFRICANO La aplastadora victoria del partido de Mugabe refuerza, sin duda, su poder personal. Sin embargo, según todos los analistas, no hará más que agudizar la crisis en el país y acentuar el aislamiento internacional que ya padece su régimen.

"Mugabe puede gritar a los cuatro vientos y congratularse de su supuesta victoria, pero nadie en los círculos internacionales importantes cree que ganó justamente. Lo peor es que se volverá aún más arrogante. "Creo que Zimbabue saldrá perdiendo", afirmó ayer un diplomático occidental.