Isabelle Dinoire, la mujer francesa de 38 años sometida al primer trasplante parcial de cara, ha subrayado su esperanza de que su caso sirva para ayudar a otros, tras mostrar en su primera comparecencia pública su satisfacción por tener "una cara como todo el mundo".

"Espero que mi operación podrá ayudar a ciertas personas heridas, como yo, a vivir de nuevo", ha subrayado Dinoire, quien ha desvelado hoy al mundo su nuevo rostro y su identidad en una conferencia de prensa en la que ha estado arropada por los dos equipos médicos que la atienden.

Cinco nuevos trasplantes

Esta "primicia" quirúrgica es "una aventura" que pone en marcha una "mecánica para que otros pacientes de Francia y del mundo puedan beneficiase de este progreso", ha destacado, por su parte, el profesor Jean-Michel Dubernard, jefe del servicio de cirugía del hospital universitario de Lyon (sureste), quien ha anunciado que va a pedir autorización para efectuar otros cinco nuevos trasplantes de cara.

"Es una investigación clínica en el sentido noble", ha subrayado Dubernard, mundialmente conocido por haber llevado a cabo el primer trasplante de mano en 1998 y de las dos en el año 2000.

Ha reconocido que en el caso de Dinoire "no se puede hacer ningún pronóstico para el futuro", pues la piel -ha dicho- es uno de los órganos que más rechazo presentan en los trasplantes.

Conato de rechazo

La mujer sufrió un conato de rechazó a los 18 días de haber sido intervenida por el equipo del profesor Bernard Devauchelle, especialista en cirugía maxilofacial del hospital universitario de Amiens, quien también estaba presente en la rueda de prensa.

Tanto Dubernard como Devauchelle han indicado que, por el momento, la paciente evoluciona con "normalidad".

Isabelle Dinoire, que perdió los labios, parte de la nariz y la barbilla al ser atacada por su perro en mayo pasado, se ha mostrado consciente de que aún tendrá que "hacer mucha quineterapía y trabajo personal para reactivar todos los músculos" de su rostro, pero "después de la operación tengo una cara como todo el mundo".

"Una vez que salga (del hospital), espero retomar mi vida familiar y, después, una actividad profesional. En resumen, quiero retomar una vida normal", dijo en una rueda de prensa en el hospital universitario de Amiens (norte de Francia), donde sigue ingresada.

Con evidentes dificultades para hablar, la mujer se ha limitado a leer un texto en el que ha explicado su drama tras ser atacada brutalmente por su perra en mayo pasado y la vida que se le abre ahora con su nuevo rostro, en el cual se aprecian con nitidez las cicatrices de la operación y bastante rigidez en la expresión.

Ha lamentado la gran presión mediática que han sufrido su familia y la de la donante, así como sus vecinos.

"Quiero decir que nada de esto habría sido posible si no hubiese habido la donación", ha dicho la mujer, que presenta dificultades para vocalizar correctamente, ya que su labio inferior está paralizado, lo que le impide además cerrar completamente la boca.

Gracias a la familia de la donante "una puerta al futuro se abre para mí y para otros", ha subrayado.

Muchas dificultades personales

Originaria de Valenciennes (norte de Francia), la mujer, que tiene una hija adolescente, contó que la noche del drama se había "desvanecido" tras tomar "medicamentos para olvidar" una "semana perturbadora y con muchas dificultades personales".

Cuando se despertó y trató, en vano, de encender un cigarrillo, fue cuando vio que a su lado estaba su mascota y que había un reguero de sangre.

Al mirarse en el espejo se dio cuenta, "horrorizada", de la amplitud de los daños causados por la mordedura del animal.

Vestida con un jersey negro y una rebeca fucsia, Dinoire se ha mostrado visiblemente impresionada e intimidada ante el más de un centenar de periodistas que abarrotaban el salón de actos del hospital, aunque en varias ocasiones esbozo una tímida sonrisa.

Tras relatar su aceptación inmediata del trasplante, pues tras el accidente permaneció un mes y medio hospitalizada porque no quería salir a la calle por "miedo a la mirada de los otros", ha dicho que lo más difícil durante los meses que estuvo fuera del centro hospitalario fue la espera y la incertidumbre sobre la fecha de la ansiada intervención quirúrgica.