Por primera vez en la historia italiana, cientos de miles de católicos --un millón, según los organizadores-- se manifestaron ayer en la plaza de San Juan de Letrán de Roma en favor de la familia tradicional y contra un anteproyecto de ley para regular las parejas de hecho. El proyecto ya ha sido aprobado por el Gobierno progresista y está pendiente de discusión en el Parlamento. Al mismo tiempo, en la plaza Navona, unos 10.000 laicos se reunieron simbólicamente, en una fiesta que se prolongó hasta la medianoche. Estos últimos defendían los derechos de un millón y medio de familias no tradicionales, incluidas las parejas homosexuales.

Italia revivió la lucha medieval entre los güelfos, partidarios de los papas, y los gibelinos, seguidores de los emperadores alemanes. Así lo vio el jefe del Gobierno, Romano Prodi, quien pidió calma. "Basta con la lucha entre güelfos y gibelinos. Han arruinado Italia durante siglos", dijo. Prodi, católico practicante, agregó: "El laicismo del Estado es indispensable para quien tiene responsabilidades políticas".

Su antecesor y opositor político, Silvio Berlusconi, acudió a la manifestación católica. "Estoy aquí porque defiendo la familia", puntualizó el líder conservador, que está divorciado. Berlusconi afirmó que "los católicos verdaderos no pueden estar con la izquierda".

APOYO ECLESIASTICO La protesta católica fue organizada por 21 asociaciones, a las que se sumaron otras 500, y fue alentada por los obispos del país, que el pasado marzo escribieron una nota sobre la ley conocida como DICO (derechos y deberes de los que conviven). El comunicado provocó las críticas de los políticos, que acusaron a la Iglesia de meterse en el terreno del Gobierno y del Parlamento. "Defender a la familia no es ninguna injerencia", replicó Angelo Bagnasco, jefe de los obispos italianos.

En la protesta de ayer participaron muchos sacerdotes, mientras que los obispos permanecieron en las sedes eclesiásticas por consejo de Bagnasco. Algunos ministros del Ejecutivo progresista intervinieron en la marcha católica, otros en la laica y varios se quedaron en sus casas.

ALCALDES Y CURAS En la plaza de San Juan de Letrán se reunieron católicos de todas las edades. Unos mil autocares y trenes habían transportado a Roma creyentes de toda Italia, algunos con sus alcaldes y párrocos. Asistió el democristiano Giulio Andreotti, quien 30 años atrás firmó el referendo sobre el aborto. "Es la primera vez que participo en una manifestación", dijo, subrayando que debía "expiar la culpa" por aquella firma.

Mientras, en la manifestación paralela se apoyaba a "la Italia que no quiere volver atrás" y se criticaba al "partido de Ratzinger", reunido en San Juan.