Empezando por la Organización de Estados Americanos (OEA) y siguiendo por Europa y EEUU, el mundo parece dispuesto a aislar a los golpistas hondureños y presionarles hasta la asfixia. La OEA dio ayer 72 horas a las autoridades de facto de Tegucigalpa para que devuelvan las riendas del país al presidente depuesto, Manuel Zelaya, quien retrasó su anunciado regreso a la espera de acontecimientos. Mientras, Washington y Bruselas cerraban la puerta a cuanto pudiera oler a reconocimiento. España, Francia e Italia fueron un paso más allá y llamaron a consultas a sus embajadores.

El ultimátum de la Asamblea General de la OEA, reunida en Washington, es más que retórico. La suspensión de Honduras en el foro regional --que sería la primera desde la de Cuba en 1962-- supondría no solo su aislamiento diplomático, sino también que las instituciones financieras internacionales le cerraran el grifo. El Banco Mundial (BM) anunció ayer que congelaba sus préstamos a Tegucigalpa, por valor de unos 280 millones de euros. "Seguimos con atención las decisiones de la OEA", dijo el portavoz del organismo.

Así las cosas, Zelaya anunció que esperará esas 72 horas antes de su regreso al país --previsto en principio para hoy--, para no entorpecer los esfuerzos diplomáticos para resolver la crisis.

ACUERDO Los representantes de la Unión Europea (UE) no mantendrán ningún contacto político con el Gobierno golpista para evitar que pueda interpretarse como un reconocimiento, según acordó ayer la Comisión para América Latina del Consejo de Ministros de la UE, informa Eliseo Oliveras. Los Veintisiete suspendieron también las negociaciones del acuerdo de asociación con Centroamérica, que debían continuar la próxima semana en Bruselas.

En cambio, la propuesta española de retirar a los embajadores no encontró en principio el respaldo de los Veintisiete, según fuentes diplomáticas, porque la mayoría de los países estimaron que era prematura. Al final, Francia e Italia acabarían sumándose a la iniciativa. Solo estos tres países y Alemania tienen embajada en Tegucigalpa. Los Veintisiete volverán a analizar la situación mañana.

Pese a la falta de unanimidad en Bruselas, el Gobierno español decidió ayer llamar a consultas a su embajador en Honduras, Ignacio Rupérez, como "medida de presión" para que se restablezca "la institucionalidad democrática", informa Pilar Santos. París se sumó a la iniciativa española. Para el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, "el futuro de Honduras y de esa región es indisociable de la democracia". Roma hizo lo propio horas después.

El subsecretario de Estado de Estados Unidos para América Latina, Tom Shannon, sí se vio con Zelaya. El dirigente insistió en que "no es el expresidente, sino el presidente legal y constitucional" de Honduras.