Conmocionado, el mundo se afanaba ayer en tratar de dar una respuesta acorde con las sobrecogedoras dimensiones de la catástrofe que ha hundido a Haití en un infierno. "Empezamos a conocer el alcance de la devastación y las primeras imágenes nos rompen el corazón. Esta tragedia, en un país acostumbrado al sufrimiento, es especialmente cruel e incomprensible", dijo ayer el presidente de EEUU, Barack Obama, al anunciar una respuesta "rápida, coordinada y enérgica" para tratar de salvar vidas bajo los escombros. Gobiernos --entre ellos el español-- y oenegés de todo el planeta se movilizaron para contribuir a lo que la ONU definió como "una operación humanitaria de grandes proporciones".

Naciones Unidas anunció una aportación inmediata de 6,9 millones de euros. EEUU envió equipos especializados de salvamento y cuatro buques de la Guardia Costera. El Pentágono movilizó asimismo aviones de reconocimiento y consideraba ayer "seriamente" la posibilidad de mandar tropas para garantizar la seguridad del país.

DISPOSITIVO DE EMERGENCIA España, como presidenta semestral de turno de la UE, se apresuró a poner en marcha el dispositivo europeo de emergencia, y además anunció que destinará por su parte 3 millones de euros a paliar las consecuencias del seísmo, la misma cantidad que la UE. Canadá aportará 3,3 millones; Holanda, 2, y Alemania, 1.

El Gobierno español tiene previsto mandar cuatro aviones cargados de ayuda, de los que ayer salieron los dos primeros, y los otros lo harán hoy. Uno de ellos despegó ayer de Panamá, donde el Ejecutivo montó hace dos años una base logística para acelerar el reparto de ayuda en crisis graves como esta, con 50 toneladas de ayuda humanitaria (tiendas de campaña, mantas, lonas, material para potabilizar agua y kits de cocina). El segundo salió anoche de Torrejón de Ardoz con equipos de rescate y personal de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.