El reformista Mirhusein Musavi se mantiene firme en su desafío a la cúpula del régimen iraní y ayer rechazó formar parte de una comisión que debe investigar las irregularidades que se produjeron durante las elecciones presidenciales del pasado 12 de junio, y que dieron la victoria a Mahmud Ahmadineyad.

La formación de esta comisión --a la que se ha invitado a participar a los tres candidatos perdedores-- cuenta con el apoyo del Consejo de Discernimiento, que preside el expresidente Ali Akbar Hashemi Rafsanyani, aliado de Musavi. "Creemos que la mejor manera de resolver los conflictos son los canales legales", dijo ayer en un comunicado este organismo, que tiene una función de arbitraje en el régimen. Musavi sabe que en ningún caso una revisión del escrutinio --solo se ha aceptado hacerlo en el 10% de las urnas-- cambiará el resultado de las elecciones, y el líder reformista exige una nueva votación. "No creemos que esta comisión pueda emitir un juicio justo e imparcial", dijo ayer Musavi a través de su página web.

En todo caso, el organismo que debe sancionar los resultados finales, el Consejo de Guardianes, ya ha calificado estos comicios de "los más limpios" en los 30 años de historia de la República Islámica.

El presidente Ahmadimeyad, por su lado, advirtió ayer de que durante sus próximos cuatro años de mandato mantendrá una postura aún más dura contra los países occidentales, a los que acusa de interferir en los asuntos internos iranís.

ACALLAR VOCES Entre tanto, Human Rights Watch (HRW) denunció ayer los asaltos que grupos de basijs --milicia islámica-- llevan a cabo a los edificios de Teherán para acallar las voces de los iranís que cada noche suben a las azoteas de sus inmuebles para gritar "Ala Akbar", acción que se ha convertido en uno de los símbolos de los seguidores de Musavi.