Las autoridades de Pakistán continuaban ayer deshojando la margarita acerca de la conveniencia de celebrar las polémicas elecciones legislativas el 8 de enero. El presidente Pervez Musharraf y su Gobierno, recurriendo a tácticas dilatorias, optaron por mantener la incertidumbre sobre la cita con las urnas, y la Comisión Electoral pospuso hasta hoy el anuncio de la fecha de la nueva convocatoria, aún admitiendo que los comicios, "en principio", quedaban pospuestos. La oposición solo admite un leve retraso y amenaza con una campaña de desobediencia civil si hay un aplazamiento injustificado.

Kanwar Dilshad, miembro de la comisión, informó que las legislativas quedaban aplazadas "en principio", al tiempo que aseguró que la nueva fecha sería anunciada hoy. Adivinando en el gesto maniobras de Musharraf para evitar un descalabro en las urnas de su partido, la Liga Musulmana-Q, la oposición ha comenzado a movilizarse y a verter amenazas contra un retraso destinado a evitar el probable revés electoral del presidente paquistaní. "Deben ser los ciudadanos de Pakistán los que deben elegir su futuro, y el momento es ahora", espetó el viudo de Benazir Bhutto, Asif Alí Zardari, ahora copresidente de su formación política, el Partido Popular de Pakistán (PPP), junto con su hijo de Bilawal, de 19 años.

"Las elecciones del 8 de enero deben celebrarse tal y como estaban previstas; esto no será solo un tributo a Benazir Bhutto; será una reafirmación de la causa de la democracia, por la cual ella murió", dijeron padre e hijo.

MANIOBRAS Para Sherry Rehman, secretaria de Información del PPP, los problemas técnicos a los que alude la comisión no son más que maniobras, ya que pueden ser solucionados en horas. De forma similar se pronunció el líder del otro gran partido de la oposición, la Liga Musulmana-N de Nawaz Sharif, que pidió el mantenimiento de la cita.