Rendíos o morid". Ese vino a ser el mensaje que ayer lanzó el presidente de Pakistán, el general Pervez Musharraf, a las decenas de estudiantes extremistas islámicos atrincherados desde el martes en Lal Masjid, la Mezquita Roja, un complejo religioso de Islamabad. "Si esa panda de fanáticos que se esconden en la ratonera de la Mezquita Roja no se rinden, y lo digo aquí mismo, les mataremos", dijo Musharraf en un mitin en la provincia de Baluchistán.

"Hemos mostrado una gran paciencia", señaló el presidente paquistaní, que justificó que los militares no hayan asaltado aún el recinto "por la presencia de mujeres y niños" que, según el Gobierno, son usados como escudos humanos por los islamistas. Musharraf descartó cualquier compromiso con "criminales que intentan un acuerdo cuando es demasiado tarde".

ARMAS PARA UN MES Los extremistas desafiaron ayer las amenazas de Musharraf. Abdul Rashid Ghazi, el clérigo que lidera a los islamistas atrincherados en el templo, volvió a descartar la rendición y anunció: "Prefiero morir antes que rendirme y ser arrestado". Ghazi aseguró que él y unos 450 de sus seguidores ya han hecho testamento. Este extremista ha asumido el liderazgo después de que su hermano y anterior líder, Abdul Aziz Ghazi, fuera descubierto por la policía cuando intentaba huir de la mezquita vestido con un burka.

El actual líder anunció que seguirían resistiendo y añadió que la única opción que admite para dejar las armas es la garantía de que no van a ser arrestados.

Ayer, los militares que sitian la mezquita detuvieron a 50 estudiantes e impidieron el paso a cinco parlamentarios islamistas que pretendían mediar con los atrincherados para permitir la salida de las decenas de mujeres y niños que siguen en el recinto.

El balance oficial de víctimas en los enfrentamientos que empezaron el pasado martes alcanzó ayer los 20 muertos después de que un soldado fuera abatido. No obstante, según los islamistas, ya son 70 muertos, entre ellos mujeres y niños.

RELEVO EN EL CERCO Hasta ahora, el asedio había sido llevado por fuerzas paramilitares que ayer fueron reemplazadas por cientos de soldados. Aunque aún no se ha asaltado el templo, los militares intentaron ayer con explosivos abrir un paso en los muros del complejo, lo que causó varios tiroteos. Las autoridades explicaron que hay un núcleo duro de 60 islamistas que lideran a los extremistas.

Unos 1.200 estudiantes de ese complejo han abandonado la mezquita, pero se desconoce cuánta gente sigue dentro.